La Hna. Joyce Meyer, de la Presentación (segunda desde la izquierda), enlace internacional de Global Sisters Report, se reúne con la Hna. Francisca Ngozi Uti (de izquierda a derecha), de las Siervas del Santo Niño Jesús en Nigeria; la Hna. Hedwig Muse, de las Hermanitas de María Inmaculada en Kenia; y la Hna. Rosemary Nyirumbe, de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús en Uganda, durante la Conferencia Women Deliver 2023 celebrada del 17 al 20 de julio en Ruanda. (Foto: GSR)
Nota de la editora: Global Sisters Report, la dinámica comunidad en línea que informa y da voz a las religiosas católicas de todo el mundo, celebra este año su 10.º aniversario. Acompáñenos mientras revisamos nuevamente las historias y columnas publicadas en 2014 con nuevas actualizaciones y reportajes.
No tengo formación periodística, pero gracias a mi participación en Global Sisters Report, como antigua profesora de inglés, he aprendido mucho de mis colegas sobre periodismo, edición y redacción.
Ha sido una gran alegría para mí trabajar con hermanas escritoras estos últimos 10 años, desde que se lanzó Global Sisters Report. A través de sus columnas e historias, cada día escuchamos nuevas voces de hermanas de todo el mundo. El silencio que a menudo las ha envuelto se rompe y emergen de maneras renovadas y visibles.
Las hermanas pueden encontrarse en las regiones más remotas del planeta, sirviendo a Dios y a personas que estarían olvidadas sin estas mujeres. Descubrí a muchas de ellas cuando trabajaba en el Fondo Conrad N. Hilton para Hermanas. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas se centraban en los países "menos desarrollados" del mundo, que se convirtieron en el foco de nuestra atención como organización de financiamiento.
Durante aquellos años descubrí tantas situaciones extraordinarias, pero lo único que pude hacer fue registrarlas en mis informes al consejo del fondo Hilton. Hoy en día, Global Sisters Report es una organización mundial de noticias que recopila historias extraordinarias similares y las comparte con nuestros lectores de todo el mundo. Son historias de educación, atención sanitaria, servicios sociales y trabajo pastoral, tanto de zonas seguras como de zonas en conflicto en todo el mundo. También son historias de fe y resistencia, de creatividad e ingenio individual y comunitario y de total dependencia de Dios.
Mi papel específico en la maravillosa misión de GSR es buscar hermanas de tantos países como sea posible para que escriban columnas sobre su ministerio, espiritualidad y vida religiosa. Es un desafío para muchas de las hermanas cuya lengua materna no es el inglés, sino que hablan diferentes lenguas africanas, latinoamericanas, asiáticas u otras. Traducir los pensamientos naturales de uno a otro idioma puede resultar desalentador y requiere valentía.
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Por eso no es de extrañar que las hermanas duden a la hora de escribir. Esto suele ser cierto incluso para aquellas cuya lengua materna puede ser el inglés. Recuerdo que cuando vivía en Zambia, donde daba clases, el inglés que se exigía a los alumnos era británico. Siendo estadounidense, tuve que aprender todas las diferencias de uso y significado entre las palabras y frases estadounidenses y británicas para poder enseñar. También tenía que ayudar a los alumnos a traducir sus pensamientos del zambiano al inglés. Fue una experiencia de aprendizaje constante para mí, que continúa mientras escribo y edito.
No son solo las hermanas de otros países o que hablan otros idiomas quienes dudan a veces en escribir para Global Sisters Report. Las hermanas de Estados Unidos también declinan a veces las invitaciones a escribir, porque les parece un tanto intimidante arriesgarse a plasmar sus pensamientos en la palabra escrita. Siento gran admiración por cada una de las hermanas que se han arriesgado a escribir.
Desde nuestros primeros años en GSR, todas las columnas debían ser redactadas en inglés, lo que dejaba fuera a las hermanas de América Latina, Asia y muchos países de África. Recientemente hemos superado el obstáculo del idioma para el mundo hispanohablante y ahora tenemos una sección especial para ellas en nuestro sitio web. Nuestros periodistas hispanohablantes, que trabajan con la editora internacional Soli Salgado, junto con traductores experimentados que trabajan bajo la dirección de la Hna. Helga Leija, también traducen al inglés las historias y columnas enviadas en español, para que también sean accesibles a los lectores anglófonos [y viceversa].
Nuestro próximo objetivo es traer más hermanas francófonas, con sus dones y reflexiones sobre la vida religiosa y ministerios, a Global Sisters Report con una edición en francés. No sabemos exactamente cuándo, y la financiación, por supuesto, es uno de los retos a los que nos enfrentamos al incorporar otras lenguas a nuestro trabajo.
Entonces, ¿cómo he navegado por esta aventura de reclutar escritoras y superar los problemas lingüísticos? El primer reto que suelo enfrentar es convencer a las hermanas de que tienen algo sobre lo que escribir. Ellas son extremadamente modestas y a menudo no perciben que lo que hacen cada día puede convertirse en una historia valiosa para compartir con los demás.
Mi labor consiste en convencerlas de que la mayoría de las personas en el mundo tienen poca o ninguna idea de dónde están algunos de los países en los que las hermanas prestan servicio. Sus historias enriquecen las perspectivas del mundo de los demás.
Mucha gente incluso se sorprendería al saber que las hermanas estén sirviendo a familias en lugares en guerra o conflicto. Las antiguas imágenes de las hermanas a menudo prevalecen sobre la realidad de las diversas experiencias actuales.
Aprender sobre el mundo es un valor importante que ofrecen estas historias. Recuerdo que cuando empecé a trabajar en el Hilton Fund for Sisters, después de mudarme de Aberdeen, Dakota del Sur, a Los Ángeles —entonces no tenía agente de viajes—, en esta ciudad encontré una agente que me ayudó a navegar por el nuevo mundo en el que había entrado. Mi nueva vida le permitió echar un vistazo a países de los que ni siquiera había oído hablar. Recuerdo que me dijo que había ido a un sitio llamado Exotic Vacations para encontrar la manera de llevarme a un lugar de la República Democrática del Congo al que pensaba viajar.
Una vez que he convencido a una hermana de que tiene algo valioso que compartir, le pido que escriba sobre ello o que me hable informalmente del ministerio que disfruta y de su impacto en su vida. Cuando tengo una idea de cómo podría desarrollarse su historia, mi siguiente paso es enviarle una lista de preguntas a las que puede responder. A partir de ahí, ella puede arriesgarse a escribir su propia historia, o yo puedo ayudarla a escribirla. Sea cual sea el camino a seguir, hay una conversación continua entre nosotros hasta que se forma la historia. Es un proceso dialógico.
Si soy yo quien escribe su historia a partir de las respuestas que ha enviado, se la devuelvo para asegurarme de haber comprendido lo que ella quería transmitir. Ella realiza correcciones o añadidos y me la devuelve. Después, la finalizo y la envío al siguiente nivel de edición.
A medida que las hermanas leen las historias de otras, muchas se animan a escribir ellas mismas y me envían historias para una primera edición. Es emocionante, gratificante y genera una gran alegría para la hermana que lo ha escrito como para mí, ver que su historia se publica alrededor del mundo.
Además de ayudar a las hermanas en sus escritos, también escribo mis propias reflexiones. Mientras nos preparábamos para este aniversario, revisé los blogs que había escrito desde 2014 y me sorprendió la diversidad de historias y reflexiones. Me di cuenta de cuántas de mis historias trataban sobre diferentes aspectos de la agricultura. Este interés está motivado por el hambre que actualmente padecen tantas personas en el mundo debido a las consecuencias del cambio climático y a los métodos agrícolas que han degradado nuestros suelos. Muchas hermanas, especialmente en el sur global, son agricultoras y están aprendiendo métodos de agricultura regenerativa. Me dan esperanza.
Nunca soñé que estaría desempeñando este trabajo cuando Tom Fox, entonces editor del National Catholic Reporter, vino a pedirme una subvención hace tantos años. He adquirido muchos conocimientos y habilidades trabajando con periodistas de primera categoría. Esto me llena de alegría. Trabajan arduamente escribiendo y editando el trabajo de los demás y lo mejor de todo, encuentran una gran satisfacción en buscar y escribir historias sobre la vida y los ministerios de las hermanas, dándoles voz y sacándolas a la luz.
Nota: Este artículo fue piblicado originalmente en inglés el 22 de abril de 2024.