Las tensiones entre las hermanas estadounidenses y el Vaticano han dado paso a una nueva era de colaboración en la que ellas son fundamentales en la evolución de la vida religiosa. Después de la visita apostólica y la evaluación doctrinal de hace 10 años, las hermanas encontraron un aliado en el papa Francisco, quien ha impulsado la sinodalidad y la participación de las mujeres en la Iglesia.