Las religiosas Bárbara Gutiérrez, SND de Namur; Ana González, OP, y Marylou Winters, FSP, durante la consagración episcopal del obispo auxiliar de Boston, monseñor Cristiano G. Borro Barbosa (Foto: Ana González)
Empiezo con una confesión: soy una romántica incurable, y especialmente en este miércoles de coincidencias, me alegra ser católica y romántica. ¡Qué lindos son los detalles y gestos externos de afecto que las personas demuestran en un día como hoy! Me fascina ver cómo entre amigos y parejas se comparten flores, chocolates o tacos servidos en bandejas en forma de corazones que expresan el cariño y el aprecio mutuo.
Mi demostración favorita de amor para esta fecha está representada en los fieles católicos que llevan sus cenizas en la frente. Nuestras cenizas son un bello signo que nos recuerda el amor inmenso que Dios tiene hacia nosotros y nuestro compromiso de participar activamente en una relación de amor y amistad profunda. Al igual que los gestos externos que se comparten este 14 de febrero, es de suma importancia procurar que nuestras cenizas no se queden en lo superficial y pasen al olvido. Hoy se nos entrega una invitación a caminar con Jesús y a entrar en una relación con nuestro Dios.
"Este Miércoles de Ceniza y el Día del Amor y la Amistad representan la oportunidad de sumergirme por completo en el peregrinaje litúrgico (…) de Cuaresma": Hna. Ana González
La hermana Phuong Vu, OP, profesa sus votos perpetuos en manos de la priora de las Hermanas Dominicas de La Paz, Patricia Twohill, OP, el 20 de enero de 2024. (Foto: cortesía Hermanas Dominicas de La Paz)
Iniciamos la Cuaresma participando en la Eucaristía. En la celebración, las palabras del profeta Joel resonaron intensamente: destacaban la generosidad, compasión y misericordia de nuestro Dios, con quien nos invitaba a entrelazarnos con todo el corazón. En el Evangelio (Mt 6, 1-6 y 16-18) Jesús nos advierte sobre la superficialidad de los actos externos. Nuestra invitación este Miércoles de Ceniza es a aceptar, de todo corazón, el amor profundo y la amistad que Dios tiene hacia nosotros. Esto parece fácil, pero son muchos los obstáculos en el camino. La pregunta que nos planteamos en esta jornada de Cuaresma es: ¿Cómo podemos apartar de nuestra ruta todo aquello que nos dificulta establecer una relación más profunda con Dios?
El comienzo del año me brindó tres ejemplos de personas que han buscado establecer esa relación profunda con Dios: las celebraciones de votos perpetuos de seis hermanas de las Dominicas de Go Vap Vietnam, el 'sí' de mi hermana Phuong Vu y la ordenación del nuevo obispo auxiliar de Boston, monseñor Cristiano G. Borro Barbosa. A pesar de los desafíos abundantes en la vida, enfrentando ruidos y distracciones, estas personas priorizaron una existencia caracterizada por la oración, la contemplación y la acción.
“La pregunta que nos planteamos en esta jornada de Cuaresma es: ¿Cómo podemos apartar de nuestra ruta todo aquello que nos dificulta establecer una relación más profunda con Dios?”: Hna. Ana González
Celebración de votos perpetuos de seis hermanas de las Dominicas de Go Vap Vietnam. (Foto: Ana González)
Mi querida hermana Phuong, originaria de Vietnam, ejercía como ingeniera química antes de responder a la llamada de Dios hacia la vida religiosa. En su camino ha superado grandes obstáculos y penas, encontrando fortaleza en la oración y la meditación. Ella me inspira con su vida y dedicación al ayudar a la comunidad migrante de New Haven (Connecticut, Estados Unidos). A través de su labor en nuestro centro de aprendizaje, Springs Learning Center, comparte el amor de Dios de manera significativa. Para Phuong, la oración es fundamental para participar plenamente en la invitación divina. Al igual que ella, las otras hermanas Dominicas de Go Vap son testigos de decir sí a una relación profunda con Dios.
Finalmente, la ceremonia de ordenación del obispo auxiliar Barbosa me transmitió la alegría de seguir a Dios. Barbosa, oriundo de Brasil, es un ejemplo de un buen pastor. Su dedicación a la comunidad latina y brasileña en Boston se fundamenta en la oración, el estudio y la invitación a actuar, siguiendo el ejemplo de Jesús.
Cada una de estas ceremonias constituye un testimonio de la relación individual con Dios, un compromiso intenso en el peregrinaje a lo largo de un camino lleno de obstáculos y alegrías, todo bajo la guía divina. Los compromisos y afirmaciones de estas vidas me conmueven y sirven de inspiración en mi propio recorrido. Estas experiencias y el compromiso público que las acompaña me instan a reflexionar durante la temporada de Cuaresma. Aunque el peregrinaje conlleva sacrificios, la meta implica celebraciones en nuestras vidas. Estas celebraciones están enraizadas en Dios y en el dinamismo de una vida llena de amor.
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Hoy creamos conciencia de que el peregrinaje no es fácil, pero a pesar de ello, Dios camina con nosotros, dispuesto a compartir su misericordia e inmenso amor. Con la ayuda divina y nuestro compromiso como fieles seguidores de Jesús, recordamos que a pesar de los retos y dificultades, al llegar al final del camino podemos celebrar porque Dios está con nosotros. A lo largo de la jornada, enfrentamos obstáculos, retos y caídas que no podemos superar solos. Si permanecemos atentos y comprometidos, la ruta estará llena de deleites, celebraciones e interacciones que nos demuestran el amor y la compañía de Dios. Nuestra fe nos otorga el privilegio de saber que el recorrido culmina en la celebración de la esperanza pascual.
Mi desafío personal es aceptar plenamente la invitación de Dios a amar con todo el corazón sin esperar ser amada, y alejarme de actos externos que solo perduren en el momento y la superficie. Para mí, este Miércoles de Ceniza y el Día del Amor y la Amistad representan la oportunidad de sumergirme por completo en el peregrinaje litúrgico. Durante esta temporada de Cuaresma, oraré para que dediquemos tiempo a la reflexión sobre el amor abundante que Dios nos brinda. Inspirados por ese amor divino, respondamos a la invitación de Dios a actuar y vivir nuestras vidas respetando y amando a su creación y en ella a nuestro prójimo.
En este Día del Amor y la Amistad me siento profundamente amada y percibo una invitación sincera a compartir ese amor. Aunque pueda sonar un tanto sentimental, considero que el 14 de febrero, que en 2024 coincidió con el Miércoles de Ceniza, es una fecha maravillosa para iniciar nuestra temporada litúrgica de Cuaresma.