¿Qué es un Año Nuevo?: "Pregúntale a los ancianos, y ellos te lo dirán"

Es así que, cuando comencé a escribir sobre el año nuevo, vino a mi mente y a mi corazón el texto de Deuteronomio 32, 7b: "Pregúntale (...) a los ancianos, y ellos te lo dirán".

Sabía que el testimonio de algunas hermanas que ya han vivido muchos Años Nuevos en su vida podía enriquecerme, y pensé en compartir con otros esa riqueza. ¡Qué gratitud poder constatar que algunas de ellas han podido desear un 'Feliz Año Nuevo' más de noventa veces!

Margarita, con 97 años, me transmite una vida marcada por la profundidad espiritual y el maravilloso don de la creatividad. Se destacó ampliamente en la docencia y en el área artística, y entre sus dones también está el acompañar a generaciones de exalumnos. Sorprendentemente, aún hoy continúa ejerciendo este hermoso apostolado.

Ella ha expresado que "el Año Nuevo en lo civil [sirve] para marcar un límite de tiempo", pero puntualiza que sin embargo, "la Eucaristía lo hace nuevo cada día" porque "cada Palabra y cada acontecer de la Gracia hace nuevo el tiempo". 

Me siento inmensamente agradecida al recibir esta herencia de una de mis hermanas mayores: la experiencia viva de que ¡es el Señor quien hace nuevas todas las cosas! (cfr. Ap 21, 5).

Yolanda, con 84 años, tiene tantas historias para contar. Son muchos los adolescentes, jóvenes, padres, educadores y familias a quienes ha acompañado a lo largo de su vida. La hermana vivió con pasión la educación, la formación de docentes, la gestión en los colegios y la animación carismática, entre otros tantos servicios de caridad en los que se ha entregado. En estos tiempos, continúa ejerciendo el servicio de acompañamiento espiritual a laicos, sacerdotes y religiosas.

"Así como cada día es Navidad, también cada día es Año Nuevo. No es mirar cuántos años quedan hacia adelante, sino vivir cada día con la esperanza de un futuro mejor. Vivir con esperanza en ese futuro mejor es mirar con alegría, con humor, en gracia. No estar aburrida ante la vida, sino agradeciendo cada momento que el Señor nos regala", manifestó la hermana.

Las palabras que resuenan en mi interior del testimonio de Yolanda son: esperanza, alegría, humor y gratitud al Señor, dador de todo bien; ellas son una invitación a vivir con estas actitudes cada día de este 2024 que ya inicia. 

Jorgelina, con sus 78 años, ha dedicado muchos años de su vida al servicio de la pastoral educativa y parroquial, así como también a la docencia con adolescentes en el área de filosofía. Se caracterizó por un trabajo pastoral sinodal y eclesial, valorando cada una de las vocaciones en la Iglesia. Considera una bendición haber sido llamada a vivir y servir en Perú. 

Con lágrimas de emoción en los ojos me dice que "el Año Nuevo es como una nueva puerta del tiempo que se nos abre y nos invita a expresar deseos y esperanzas para vivirlos y encarnarlos durante los nuevos 365 días" y añade que además "es una invitación a depositar todo en las manos de Dios que, en su infinita misericordia, nos acoge e invita a seguir caminando a su encuentro".

Las ideas fundamentales que recojo para mi mochila del testimonio de Jorgelina son: "Depositar todo en las manos de Dios misericordioso y seguir caminando". De esta manera, al igual que Pablo y Timoteo puedo decir: "Olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante" (Flp 3, 13b).

Por último, quisiera terminar con el deseo de Rosa (Rosinha), una religiosa argentina de 98 años que pasó casi toda su vida consagrada en Brasil, en donde los rostros de sus amados hermanos brasileños cautivaron su corazón de tal manera que, estando ya en Argentina, sigue hablando el portugués. 

Ella nos desea para este 2024, y yo me uno a su deseo, "un año más de gracia y bendición". ¡Que el 2024 esté lleno de gozo y abundantes bendiciones!, y que al igual que nuestras hermanas mayores en comunidad, recordemos que "en la vejez [seguiremos] dando frutos" (Sal 92,15). ¡Que el año por venir esté colmado de gratitud, crecimiento y dicha para todos nosotros!