La Hna. Alicia Guevara Pérez, la segunda desde la derecha, junto a un grupo de indígenas de la cultura mixteca, durante la celebración de san Juan Diego, patrono de las comunidades indígenas, en la Catedral de Puerto Escondido, Oaxaca, el 9 de diciembre de 2023. En el suelo se puede observar el 'altar cósmico' que se realiza con diferentes semillas y representa la vida y el trabajo de los indígenas. (Foto: cortesía Hna. Alicia Guevara P.)
La precariedad económica, la dificultad para la comunicación y la falta de acceso a la salud pública son características de las comunidades indígenas que la Hna. Alicia Guevara Pérez acompaña y apoya en los alrededores de San Francisco Cozoaltepec, en el sur de Oaxaca, México.
"La pobreza y la falta de trabajo hacen que las familias indígenas no puedan comprar lo necesario para alimentarse bien", dijo Guevara Pérez a Global Sisters Report. "Enfermarse aquí es muy complicado, pues los pocos centros de salud del Gobierno no tienen medicamentos. Las personas no tienen el dinero para comprar medicinas en las farmacias”, explicó.
A lo largo de sus 45 años como Misionera de la Eucaristía y como trabajadora social, Guevara Pérez ha colaborado con diferentes iniciativas sociales y ha trabajado muy de cerca con diferentes comunidades indígenas en distintos lugares de México.
"Mi primer destino como misionera fue ir a trabajar con mis hermanos rarámuris, en la sierra Tarahumara de Chihuahua en 1982", dijo Guevara Pérez y agregó: "Ellos me ayudaron a descubrir una Iglesia sencilla y humana, una Iglesia al estilo de Jesús".
Hna. Alicia Guevara apoya en Oaxaca, México, un proyecto productivo de medicamentos naturales y una cooperativa de bordado que pretenden preservar la cultura indígena, ofrecer salud a bajo costo y mejorar los ingresos de las familias.
La Hna. Alicia Guevara Pérez, Misionera de la Eucaristía, junto a una señora llamada Elenita durante una de las visitas a los enfermos de la comunidad Palma Larga, una de las más de 20 que las hermanas visitan periódicamente en el sur de Oaxaca. (Foto: cortesía Hna. Alicia Guevara P.)
Después de cinco años de misión en Chihuahua, Guevara Pérez trabajó en las periferias de Coatzacoalcos, Veracruz; más tarde fue elegida como promotora vocacional de las Misioneras de la Eucaristía y luego como formadora de las novicias en Jalisco, su tierra natal. La hermana también fue profesora de la Escuela de Trabajo Social Vasco de Quiroga en Colima, México.
Entre 2006 y 2012, la religiosa fue enviada a servir en distintas comunidades indígenas de la cultura zoque en el sur de Veracruz. En 2013 se trasladó a la ciudad fronteriza de Nogales, Sonora, para trabajar en el comedor de la Iniciativa Kino para la Frontera. "Nadie puede quedar indiferente después de ver el sufrimiento de los migrantes", expresó.
Guevara Pérez llegó a Oaxaca en 2019. Desde entonces acompaña a más de 20 comunidades indígenas pertenecientes a la cultura zapoteca que están dispersas entre los difíciles caminos de terracería [de tierra sin pavimentar].
"Desde que llegué a la Diócesis de Puerto Escondido me di cuenta de que las familias indígenas tienen muchas dificultades económicas, que muchos de los niños presentan desnutrición, que los jóvenes dejan de estudiar para trabajar y que los enfermos no tienen fácil acceso a medicamentos", apuntó y añadió: "Aunque a veces es muy difícil llegar a las comunidades, nosotras vamos a estar con ellos y a escucharlos, les llevamos la Eucaristía a los enfermos y, cada domingo, hacemos celebraciones de la palabra".
La Hna. Guevara Pérez, Misionera de la Eucaristía, llegó a Oaxaca (México) en 2019 y desde entonces acompaña a más de 20 comunidades indígenas zapotecas que están dispersas entre los difíciles caminos de tierra sin pavimentar.
Con la intención de mejorar la situación económica de las familias, Guevara Pérez fundó en 2019 la cooperativa Mujeres Bordando Sueños, en la que mujeres indígenas trabajan bordando blusas, vestidos y otras artesanías. "Con esto las señoras generan recursos para sus familias", dijo. "Actualmente, están trabajando en pedidos que se enviarán a diferentes lugares de México y Estados Unidos", apuntó.
Ante el desabastecimiento nacional de medicamentos, la religiosa trabaja en la implementación de un proyecto de medicina alternativa a base de talleres sobre herbolaria y alimentación nutritiva que las Misioneras de la Eucaristía realizan en esta zona desde hace 13 años.
"En los talleres enseñamos a la gente a sacar el mayor provecho de los alimentos naturales de la región", dijo y agregó: Gracias a los remedios naturales, la gente puede aliviar sus dolores y algunas de sus enfermedades".
De acuerdo con la religiosa, ambos proyectos son muy importantes para la preservación de la cultura indígena. "Al mismo tiempo que les acompañamos, procuramos que no pierdan su cultura, pues tanto el arte como el uso de las plantas medicinales ha estado presente en estas familias desde tiempos ancestrales", explicó.
"Realizamos estos proyectos en pequeños lugares que la gente nos presta", explicó la hermana. "Actualmente, estamos en conversaciones con personas de otras ciudades para que nos ayuden a construir un centro que sirva como lugar de trabajo para la cooperativa y en donde se puedan realizar los talleres de medicina alternativa", añadió.
En 2019, la Hna. Guevara Pérez fundó al sur de Oaxaca, México, la cooperativa Mujeres Bordando Sueños, donde las indígenas bordan prendas de vestir y artesanías, cuya venta permite generar ingresos económicos para sus familias.
Ante la escasez de medicamentos en México, la Hna. Guevara Pérez impulsa un proyecto de medicina alternativa en colaboración con otras hermanas Misioneras de la Eucaristía para beneficiar a las comunidades indígenas marginadas del sur de Oaxaca.
GSR: ¿Qué ha significado para usted el trabajo con las comunidades indígenas?
Guevara Pérez: Trabajar con mis hermanos indígenas ha cambiado mi vida y ha confirmado mi vocación misionera. Gracias a sus tradiciones, a su hospitalidad y a su manera tan auténtica de relacionarse con Dios y con la naturaleza, he aprendido a reconocer a un Dios que me acompaña y que siempre está presente.
He podido encontrar a un Dios encarnado, que sufre con los pobres. Desafortunadamente, mis hermanos indígenas siguen siendo marginados, pisoteados y excluidos. He experimentado un Dios vivo que es cercano y tierno.
Aunque a veces mi trabajo tiene difíciles retos, soy muy feliz de ser misionera para mis hermanos indígenas.
¿Cuál es la situación de los indígenas en el sur de Oaxaca?
Las familias indígenas de esta zona viven una realidad muy precaria, entre la pobreza, la falta de trabajo y la desnutrición.
Muchos padres de familia y jóvenes tienen que ir a buscar trabajo en otras partes del país. Algunos van a Estados Unidos, pero eso es menos común, pues tienen que pedir dinero prestado y pagar intereses muy altos… ¡Además de arriesgar su vida!
“Las familias indígenas del [sur de Oaxaca, México] viven una realidad muy precaria, entre la pobreza, la falta de trabajo y la desnutrición. (…) Los centros de salud no tienen medicamentos y comprarlos es muy caro”: Hna. Guevara Pérez
Cuando la gente se enferma sufre mucho, pues los centros de salud no tienen medicamentos y comprarlos es muy caro. Si las familias tienen que comprar alguno, no tienen más opción que endeudarse. Aunque en tiempos de elecciones los políticos les prometieron muchas ayudas en salud, trabajo y educación, hoy les niegan la ayuda y les dicen que no hay presupuesto.
Algunos jóvenes solamente estudian hasta la secundaria, pues aunque aquí hay un bachillerato, tienen que trabajar para ayudar a sus familias. A los niños les cuesta mucho aprender porque no tienen una alimentación nutritiva.
Hay otras situaciones complicadas como la falta de agua potable en las comunidades, las adicciones y los caminos de terracería [sin pavimentar; de tierra], que hacen muy difícil la comunicación.
Uno de los retos actuales es rescatar la lengua indígena que se ha ido perdiendo porque muchas familias, al sentirse excluidas por la sociedad, dejaron de enseñar la lengua a sus hijos.
¿Cómo surgió el proyecto de la medicina alternativa y por qué?
Las Misioneras de la Eucaristía llegamos a estas comunidades en 2011. Desde entonces empezaron a trabajar la medicina alternativa para ayudar a las familias. Nosotras seguimos este proyecto, pues la salud de las personas y mejorar su alimentación es nuestra prioridad.
Impartimos talleres de herbolaria y alimentación nutritiva en las comunidades y vamos formando equipos de mujeres. Los resultados han sido muy buenos. Algunas familias han mejorado su alimentación y con eso su salud. Las personas me dicen que gracias a estos remedios gastan menos dinero en medicamentos y sufren menos por sus enfermedades.
Durante la pandemia pasamos un tiempo muy difícil: sin poder salir mucho, sin medicamentos y sin médicos. Sin embargo, como podíamos, íbamos distribuyendo comida y plantas medicinales para las personas que enfermaban, tanto de COVID como de ansiedad o depresión. Para unos teníamos remedios para las vías respiratorias y para otros teníamos algunas esencias de flores que sirven como antiestrés.
“Impartimos [en Oaxaca, México] talleres de herbolaria y alimentación nutritiva en las comunidades [indígenas] y vamos formando equipos de mujeres. (…) Gracias a estos remedios gastan menos dinero en medicamentos”: Hna. Guevara Pérez
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¿Por qué surgió el proyecto de la cooperativa Mujeres Bordando Sueños?
Visitando a las familias me encontré con que una maestra, originaria de Pochutla, Oaxaca, viene varias veces al año para ofrecer clases de bordado y otras artesanías a las mujeres.
Me atreví a proponerles que organizáramos una cooperativa para vender sus blusas y así ayudar económicamente a sus familias. Ellas aceptaron con gusto, así que nos organizamos, establecimos algunos derechos y obligaciones, y fundamos la cooperativa Mujeres Bordando Sueños.
El nombre es importante para nosotras, pues mis hermanas indígenas no solo bordan ropa, sino que cada día van tejiendo sus historias. Cada blusa que realizan lleva sueños que se van haciendo realidad.
He ido contactando a personas de otros lugares en donde estuve de misión para ofrecer los bordados que aquí realizamos. Gracias a Dios hemos tenido muy buena respuesta. Ya hemos enviado nuestras creaciones a Guadalajara, Colima e incluso a Nogales, Arizona.
¿Cuál es la misión de la Iglesia católica con los indígenas?
Primero acompañar y escuchar. Después hablar de Dios sin olvidar que las culturas originarias tienen tradiciones, oraciones y ritos. Es una riqueza que tenemos que redescubrir, valorar y preservar.
Es necesario reconocer que muchas veces no hemos sabido valorar a nuestros hermanos indígenas. Nuestra indiferencia e ignorancia ha causado mucho sufrimiento.
Mis hermanos indígenas tienen mucho que enseñarnos como Iglesia.