Apoyar a los niños y jóvenes, y a través de ellos a sus familias, forma parte de la misión de la hermana Cristina Duarte Macrino en Timor Oriental. (Foto: cortesía Hermanas Reparadoras de Nuestra Señora de Fátima)
La hermana Cristina Paula Duarte Macrino, de las Hermanas Reparadoras de Nuestra Señora de Fátima, es misionera en Timor Oriental desde hace 12 años. "Al principio me costó un poco, al venir a lo desconocido", reconoce la portuguesa, quien cumple 30 años de profesión religiosa en 2024.
Antes del desafío en Timor Oriental, la Hna. Duarte Macrino trabajó en las obras sociales de su congregación y como enfermera en Portugal. Ahora vive en Memo, en la diócesis de Maliana, distrito de Bobonaro, a unos 150 kilómetros de Dili, la capital del país asiático.
"El país tiene que importar casi todo lo que consume, no hay muchos puestos de trabajo, falta formación profesional; tenemos una mala alimentación, un sistema sanitario [deficiente]": Hna. Duarte Macrino, misionera en Timor Oriental
La religiosa es enfermera y se percibe de inmediato que, aunque su congregación trabaja en otros ámbitos, la salud en particular la preocupa mucho. "Cuando no se ha superado lo más básico de la condición humana, como es el acceso a la salud, no podemos avanzar en otros aspectos", dijo.
Duarte Macrino es la presidenta de la Fundación de las Hermanas Reparadoras de Nuestra Señora de Fátima en Timor, con responsabilidades en lo social, educativo y sanitario.
"Como misioneras", expresó, "somos una bendición para el pueblo de Timor Oriental, en el sentido de que somos personas de la Iglesia, de Dios; ellos son creyentes, y hemos venido a ayudar".
Global Sisters Report: ¿Cómo acogió el reto de dejar su país para ir a Timor Oriental?
Duarte Macrino: La misión en Timor comenzó el 13 de octubre de 2011; yo llegué después de tres meses, el 31 de enero de 2012. Fue el mayor cambio de mi vida, el mayor reto. Ya le tenía mucho cariño a Timor Oriental; siempre he sido muy pro Timor Oriental, desde la época en que Portugal pedía la liberación de este pueblo, así que siento que este desafío cumplió mis sueños y mi deseo de servir. Me siento realizada y [creo] que todo ha merecido la pena.
¿Cómo describiría el país, la gente y las instituciones?
Esta pregunta daría para un libro. Voy a comparar la realidad de hoy con la de hace 12 años. Timor Oriental es muy bonito, tiene su propia mística; es un país con un pueblo muy creyente, pero tiene muchas dificultades. Timor es una isla, la mitad de la cual es Timor Oriental, la otra mitad es Timor Indonesio.
El país tiene que importar casi todo lo que consume, no hay muchos puestos de trabajo, también falta formación profesional; tenemos una mala alimentación, un sistema sanitario con recursos y acceso muy débiles.
Aun así, si lo comparo con hace 12 años, tengo que confirmar que todo es mejor. Es decir, el país está mejor, pero sigue teniendo enormes necesidades en todos los ámbitos. El Estado está haciendo un esfuerzo, pero el reto es constante.
“En 2020 inauguramos la clínica Madre Cecília dos Santos. Ahora tenemos un protocolo de cooperación con el Ministerio de Sanidad”: Hna. Duarte Macrino, misionera en Timor Oriental
La congregación portuguesa recibe profesionales de la salud voluntarios en Timor Oriental que colaboran directamente con la misión. (Foto: cortesía Hnas. Reparadoras de Nuestra Señora de Fátima)
¿Y cuáles son las características más positivas que encuentra en este pueblo/país?
Muchísimas. Me gusta mucho la gente, me gusta llevarme bien con las personas, socializar, crear planes de trabajo con la gente y para la gente. Los timorenses son extremadamente amables y agradecidos. Son un pueblo joven, muy creyente y acogedor con los que llegan. Timor es insondable en cuanto a belleza natural: el mar, las montañas… Estas bellezas, más la belleza de las personas: su amabilidad, realmente nos ayudan a no rendirnos, a no perder nunca la motivación.
¿El hecho de que Timor Oriental fuera territorio portugués hasta 1975 facilita su trabajo como congregación portuguesa?
No influye. Lo que facilita nuestro trabajo es que somos hermanas misioneras y estamos aquí para ayudar, por lo que hemos sido muy bien recibidas. Esta dimensión de servicio y de fe es la razón más importante para que los timorenses nos acojan y nos hagan sentir bien.
¿Cuáles son los principales aspectos de vuestra misión?
El principal, que fue el primero, es acompañar a los niños en el área de la educación, enseñarles portugués y acompañarlos en las dificultades sociales de sus familias. En este contexto, creamos un proyecto llamado Centro Social Padre Manuel Nunes Formigão [nombre del fundador], que funciona desde 2015 y a través del cual apoyamos a una media de 300 niños. Ofrecemos actividades recreativas y culturales, como danza, canto, teatro, clases de portugués y celebraciones litúrgicas.
En julio de 2020 inauguramos la Clínica Médica Madre Cecília dos Santos. Antes ya trabajábamos en el ámbito sanitario, pero en locales provisionales. Ahora tenemos un protocolo de cooperación con el Ministerio de Sanidad timorense.
Una tercera dimensión de servicio es el apoyo social a las familias más pobres. Apoyamos a 83 familias, con alimentos básicos, artículos de higiene y limpieza, y otros tipos de asistencia.
Las obras del Centro Social Padre Manuel Nunes Formigão avanzan a buen ritmo y se inaugurarán en el primer semestre de 2024 (Foto: cortesía Hnas. Reparadoras de Nuestra Señora de Fátima)
"Creamos un proyecto llamado Centro Social Padre Manuel Nunes que funciona desde 2015 y a través del cual apoyamos a una media de 300 niños": Hna. Duarte Macrino, misionera en Timor Oriental
La enseñanza de la lengua portuguesa es una de vuestras prioridades. ¿Qué balance hace?
En efecto, enseñar portugués, desarrollar actividades en portugués, es un gran reto y un objetivo importante de nuestra misión. El balance es positivo: tenemos una población joven que ahora está más motivada hacia la lengua portuguesa.
Recientemente publicamos un pequeño libro, Memo Gie Istoria-Histórias de Memo, una obra compuesta por varios cuentos e ilustraciones originales de niños y niñas del grupo pastoral Pastorinhos de Fátima [Pastorcitos de Fátima]. El primer ministro de Timor y la embajadora de Portugal en este país participarán en la presentación. Seguiremos invirtiendo en esta área, de hecho nuestro lema para 2024 será la Lengua Portuguesa, con la promoción de diversas actividades.
¿La visibilidad de su servicio y su ejemplo han atraído a jóvenes timorenses a seguir una profesión religiosa?
Tenemos jóvenes timorenses que siguen la vida consagrada, de momento una aspirante. En Portugal tenemos siete, entre novicias y postulantes. Queremos seguir promoviendo nuestra espiritualidad y carisma de reparación y de devoción mariana, sobre todo para dar continuidad a nuestra congregación no solo en Timor, sino también en otros países.
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¿Hay otros proyectos importantes en este momento?
Estamos construyendo el Centro Social Padre Manuel Nunes Formigão, porque desde su creación en 2015 trabajamos en instalaciones provisionales que ya se quedan pequeñas para todas las funciones. Es nuestra prioridad terminar las obras e inaugurarlo; un sueño que creemos que podremos realizar entre abril y mayo, y donde tendremos mejores condiciones para atender a la población.
Pero esto se suma a otras prioridades, como la clínica. Me preocupa, entre otras cosas, porque como enfermera es una prioridad para mí la atención para la prevención de enfermedades; [a la situación sanitaria] se unen las malas condiciones de vida de la población. Veo morir a jóvenes todos los días por razones inexplicables: por una herida en una pierna que se ha infectado o porque no tienen comida, se debilitan y contraen la tuberculosis... Cuando no se han superado los retos más básicos de la vida humana, no tiene sentido hablar de cosas complejas.
¿Qué sueña para el futuro de esta joven nación?
Sueño —y rezo por Timor Oriental— una mayor dignidad para la vida de las personas, un mejor acceso a la sanidad y más oportunidades para desarrollar sus proyectos profesionales, [de tal manera] que puedan soñar y que sus hijos puedan crecer con educación, salud y medios. También espero que el pueblo de Timor Oriental nunca renuncie a su fe y que siempre se ayude mutuamente. La fe que tenemos y profesamos es una gran fuerza de solidaridad, unidad y respeto.