La Hna. Carolyn Brockland (cuarta por la izquierda) y la comunidad de Hermanas Ursulinas en Nueva Orleans en 2017. (Foto: cortesía del Santuario Votivo Nacional de Nuestra Señora del Pronto Socorro).
Con cada nuevo informe sobre condiciones meteorológicas extremas el mundo se pregunta si esta será la nueva normalidad, y aunque no pueda afirmarse con certeza, no hay duda de que las personas se adaptan al cambio climático mientras aprenden la importancia de sanar la Tierra. De la misma forma, las Hermanas Ursulinas de Nueva Orleans, Estados Unidos, han aprendido a navegar en medio de temporales y tormentas, reales y espirituales, y su historia de resiliencia y recuperación podría enseñar cómo lograr un 'buen tiempo' para las comunidades de vida consagrada.
Las Hermanas de la Orden de Santa Úrsula llegaron a Nueva Orleans en 1727. Allí fundaron la Academia Ursulina, la primera escuela católica para niñas en Estados Unidos, y desde aquel momento las religiosas han estado presentes en esta ciudad. Durante más de 200 años, las ursulinas han enseñado a los habitantes de Luisiana a orar pidiendo 'pronta ayuda' a Nuestra Señora del Pronto Socorro.
La única vez que Nueva Orleans se quedó sin la presencia de las religiosas ursulinas fue durante el huracán Katrina., cuando abandonaron el lugar del mismo modo que llegaron sus predecesoras: en barco. La Hna. Carolyn Brockland, priora de la comunidad en aquel momento, comparte los consejos generales recogidos como fruto de una comunidad persistente y esperanzada que se guía por Nuestra Señora del Pronto Socorro.
Las hermanas ursulinas de Nueva Orleans son rescatadas por barco aproximadamente una semana después de que el huracán Katrina azotara la ciudad en 2005. La Hna. Carolyn Brockland contó que insistieron en que los vecinos que se refugiaban con ellas también fueran evacuados. Las hermanas pusieron especial cuidado en asegurarse de que en cada barco hubiera tanto religiosas como laicos para que nadie se quedase atrás, incluidos los perros. (Foto: cortesía del Santuario Votivo Nacional de Nuestra Señora del Pronto Socorro)
GSR: Las hermanas ursulinas tienen una devoción especial por Nuestra Señora del Pronto Socorro. ¿Podría compartir con nosotros la historia de Nuestra Señora y cómo llegó a ser la patrona de Luisiana?
Brockland: Las hermanas siempre necesitaron ayuda. En 1803, la colonia había sido cedida por España a Francia. Las hermanas españolas se fueron a Cuba. Por lo tanto, tenían todo su trabajo y la mitad de personas.
Una de las hermanas tenía una prima que era religiosa en Francia, pero debido a la Revolución Francesa, ya no se le permitía ser religiosa. La hermana ursulina de Nueva Orleans preguntó a su prima si podía venir y traer algunas mujeres jóvenes para ayudar. Así podría volver a ser religiosa. Por cortesía, le preguntó al obispo, quien le indicó que se lo pidiera al papa, por entonces prisionero de Napoleón. Ella rezó a María: "Si tengo una respuesta pronta y favorable, haré que te honren en Luisiana". María respondió. En un lapso de tiempo inesperado, el papa recibió la carta y ella obtuvo una respuesta favorable. Mandó hacer la estatua tallada en madera que tenemos ahora y la trajo consigo desde Francia.
Una estampa del Santuario Votivo Nacional de Nuestra Señora del Pronto Socorro muestra a María sosteniendo a un niño con ambas manos y la imagen sugiere que mueve su vestidura para mostrar que tiene prisa por hacer las maletas y subir a un barco. La estatua fue tallada específicamente para este santuario. (Foto: cortesía del Santuario Votivo Nacional de Nuestra Señora del Pronto Socorro)
La guerra de 1812 [Estados Unidos contra Reino Unido y sus colonias canadienses] llegó poco después de la estatua. De nuevo, el poder de la oración. Las hermanas rezaron durante toda la noche. Los habitantes de la ciudad que no se estaban preparando para la batalla se unieron a ellas. A las 6 de la mañana del día siguiente estaban en plena misa, en el momento de la comunión, cuando llegó el mensajero y comunicó que la batalla estaba ganada. Los estadounidenses habían ganado y la guerra había acabado. Está considerado [este] como el ejemplo más milagroso de auxilio rápido que se pueda imaginar. Con una pérdida muy pequeña de vidas estadounidenses, en muy poco tiempo y contra todo pronóstico, se ganó aquella batalla.
Así que las hermanas hicieron el voto de que cada año, con motivo del aniversario de aquella batalla, se ofrecería una misa de acción de gracias. Desde el principio, nos unimos a la ciudad y a su desarrollo. Nuestra Señora del Pronto Socorro es para todos, no solamente para las hermanas ni para los que vienen aquí a la escuela. Es la patrona de Luisiana, pero aquí está el corazón de la devoción. La estatua milagrosa está aquí.
Recientemente ha servido en el corazón de esa devoción como directora del Santuario Nacional de Nuestra Señora del Pronto Socorro. ¿Podría describirnos cómo es el santuario y su papel en este espacio sagrado?
El santuario es precioso. Pero el lugar es sagrado debido a las oraciones y la fe [de quienes] han rezado a María bajo ese título; [son] personas que han venido aquí, que nos han enviado sus peticiones para que recemos por ellos o por sus seres queridos. Todo eso es muy importante.
Parte de la labor de la directora, aparte de intentar promover la devoción, es encontrar donantes que quieran ayudarnos a mantener la capilla y convertirla en un lugar de oración y consuelo para la gente. Además de la misa diaria, celebramos bodas, bautizos, funerales, visitas guiadas y peregrinaciones. Estamos abiertos a todo el mundo, ¡y la gente viene! Los invitamos, los acogemos, pero ellos difunden la noticia, se corre la voz y la gente viene.
El Santuario Votivo Nacional de Nuestra Señora del Pronto Socorro se está preparando para celebrar su centenario desde su fundación en la calle State de Nueva Orleans. A lo largo de 2024, se llevarán a cabo celebraciones con motivo del centenario, entre las que se incluirán liturgias especiales, conciertos y actos históricos. (Foto: cortesía del Santuario Votivo Nacional de Nuestra Señora del Pronto Socorro)
Parece que el ritual es una de las formas en que las hermanas ursulinas contribuyen con la comunidad de Nueva Orleans. ¿Acaso el santuario adquirió un significado especial para la gente después del huracán Katrina, teniendo en cuenta que las hermanas eran tan importantes para el barrio?
Utilizamos nuestras ceremonias para contar nuestras historias. Cuando regresamos, tuvimos que prepararnos para el 8 de enero. Es nuestra gran celebración en honor a Nuestra Señora del Pronto Socorro. La presión era enorme para conseguir restablecer la electricidad en el santuario antes de esa fecha.
La noche anterior, uno de los electricistas se me acercó y me dijo: "La hemos encendido, pero nos ha costado muchísimo, así que no la apaguéis. Vivo en Bogalusa y tardaría cuatro horas en volver aquí". Dejamos las luces encendidas toda la noche y al día siguiente lo celebramos a lo grande.
Cuando empezaron de nuevo las clases, los alumnos de primaria plantaron el primer árbol. Todos los árboles que había en el patio se habían caído o habían sucumbido. Era simplemente un lugar árido y feo. Así que decidieron plantar el primer árbol como parte de la celebración y los niños de primaria participaron en ella. Era su forma de ritualizar su regreso.
Usted era priora de la comunidad durante el paso del huracán Katrina. ¿Qué aprendió de esa experiencia sobre la resiliencia y la recuperación?
Cuando el huracán Katrina nos azotó, estábamos rodeados de agua. La gente vino aquí a refugiarse porque no habíamos evacuado. Nunca nos habíamos ido a ninguna parte. Siempre estábamos aquí para la gente. Cuando logramos reunir a todo el mundo, éramos más de 40 personas además de las hermanas. Había niños, ancianos de 90 años, toda clase de gente. Estuvimos allí una semana entera. Salimos adelante porque nos organizamos. Todo el mundo echó una mano. Alguien preguntaba: "¿Qué puedo hacer yo?", y yo le decía que simplemente estuviera atento y, si alguien parecía tener un mal día, que tan solo se sentara a hablar con él un rato y le ayudara a decir lo que le preocupaba.
Las hermanas ursulinas de Nueva Orleans son rescatadas en barco aproximadamente una semana después del paso del huracán Katrina en 2005. (Foto: cortesía del Santuario Votivo Nacional de Nuestra Señora del Pronto Socorro)
Eso fue en parte lo que nos hizo seguir adelante. Creamos realmente una comunidad a pesar de que todo el mundo estaba sometido a un gran estrés. Mucha gente era débil y mayor, y hacía un calor infernal. No dormíamos mucho. Fue horrible.
Pero una de las cosas que hacíamos y que nos ayudaba a salir adelante era la capilla. Todos los días teníamos un servicio de comunión para la gente que quería venir. Algunos se reunían para rezar el rosario antes de comenzar dicho servicio. Eso nos reconfortaba. Nuestra fe era lo que realmente nos reconfortaba. Sabía que Dios nos sacaría adelante. No sabía cómo iba a acabar todo. No tenía ni idea de lo traumatizados que estábamos hasta después de los hechos. Dios nos sacó adelante y toda esa gente estaba a salvo. Nadie murió.
Cuando estábamos organizando las obras de recuperación, el plan consistía en reconstruir mejor. Nos tomaríamos nuestro tiempo para cada edificio, recaudaríamos el dinero y lo dejaríamos mejor de lo que estaba. Hubo algunas mejoras en cada edificio. Probablemente pasaron 10 años o más hasta que se logró todo eso, pero ahora está mejor. Las cosas han mejorado respecto a cómo estaban originalmente.
Al principio la pérdida es simplemente devastadora y no puedes imaginar cómo vas a hacerlo. Lo que me hace salir adelante en esos momentos es saber que Dios está ahí. Sabía que Dios estaba conmigo. No podría haber sido la líder que se necesitaba ni haber ayudado a todo el mundo a mantener la calma y la esperanza en un momento tan terrible si no supiera que era Dios quien me daba la gracia para hacerlo. No era yo. Simplemente tenía que quitarme de en medio y dejar que Dios lo hiciera a través de mí.
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¿Qué consejos generales ha recogido su comunidad que le gustaría compartir con otras personas que estén sufriendo catástrofes naturales y condiciones meteorológicas extremas?
Gracias a nuestras oraciones y a nuestra propia experiencia de haber pasado por momentos difíciles antes de este, conseguimos salir adelante. Y creo que eso es lo que le diría a la gente hoy. Va a ser terriblemente duro y va a tener un efecto en ustedes. Cuando oigo hablar de un huracán en el golfo que podría dirigirse hacia nosotros, todo mi cuerpo se tensa [...], aún mucho tiempo después, porque no fue solo esa semana: fueron meses y para algunas cosas hicieron falta años.
Rezamos a María y le pedimos una pronta ayuda, pero lo cierto es que no la obtuvimos con el Katrina. ¿De qué manera estaba María con nosotros entonces? Bueno, María estaba con nosotros porque nos ayudó a salir adelante, nos ayudó a ayudarnos unos a otros, nos ayudó a trabajar juntos y a encontrar a otras personas que nos ayudaran a coordinar la ayuda para reconstruir nuestra ciudad.
Encontramos medios para hacer lo que podemos y Dios nos muestra el camino. Creo que esto es así sea cual sea la dificultad, ya se trate de una enfermedad grave o de una crisis familiar, ya sea una crisis relacionada con el cambio climático [...], Dios estará contigo. Dios te ayudará si puedes dejarte llevar y dejar que Dios haga lo que Dios puede hacer contigo, por ti y a través de ti por los demás.