Las Hermanas Benedictinas del Monte Santa Escolástica se fundaron en Atchison, Kansas, EE. UU., en 1863. (Foto: cortesía Religión Digital)
Porque no todo es Belorado ni todas son como las de Belorado: 80 monjas que viven en un convento en las afueras de Kansas City [Estados Unidos] se han convertido en uno de los grupos más activos en el mercado financiero norteamericano, apostando, además, por inversiones éticas.
Se trata de las hermanas benedictinas del monasterio Monte Santa Escolástica, que están logrando que empresas como Google, Target y Citigroup tengan que plantearse reinversiones en distintos temas, desde la inteligencia artificial hasta el respeto a los pueblos indígenas, pasando por el control de pesticidas.
"Algunas de estas compañías realmente nos odian", dijo la hermana Barbara McCracken, quien lidera el equipo de las monjas para responsabilidad corporativa. "Debido a que somos pequeñas, para ellos somos como una mosca que las irrita", indicó.
No estamos hablando de monjas sin estudios, ni mucho menos. De hecho, su comunidad ha fundado docenas de escuelas y muchas de las religiosas tienen doctorados: entre ellas hay abogadas canonistas y hasta una violinista. Y conocen el mercado.
Las monjas benedictinas de Monte Santa Escolástica utilizan ‘inversiones éticas’ en grandes empresas como Google y Chevron para influir en sus decisiones e impulsar cambios en derechos humanos, justicia social y temas ambientales.
Las benedictinas invierten pequeñas cantidades que les permiten convertirse en accionistas minoritarias de todo tipo de empresas: las que se vinculan a sus ideales religiosos, pero también las que no. En ellas se dedican a 'empujar' a las compañías a cambiar políticas perjudiciales a los derechos humanos, como sucedió con Chevron, Amazon o Netflix (a quien reclamó cumplir los estándares de diversidad y contra la discriminación). También han invertido en farmacéuticas, presionándolas después para cambiar sus políticas de patentes para evitar el aumento de precios de los medicamentos.
Aunque las primeras inversiones se remontan a los años 70, en 2004 las hermanas de Monte Santa Escolástica se unieron a la Coalición Benedictina para la Inversión Responsable, una asociación de grupos liderada por la hermana Susan Mika, y que trabaja estrechamente con el Centro Interreligioso para la Responsabilidad Corporativa (ICCR, por sus siglas en inglés), que actúa como coordinador de las resoluciones de los accionistas, coordinando con grupos religiosos —incluyendo docenas de órdenes católicas— para aprovechar sus inversiones y hacer pronunciamientos sobre temas de justicia social.
"Las monjas han desempeñado un rol crucial en el ICCR desde hace años", dijo Tim Smith, asesor político del centro. La labor puede ser desalentadora, ya que las causas sociales apenas si avanzan de año en año, pero Smith dice que las monjas "tienen la resistencia de un maratoniano".
Las resoluciones rara vez son aprobadas, y cuando lo son, usualmente no son de cumplimiento obligatorio. Aun así, sirven de herramienta educativa y de medio para despertar conciencia dentro de una corporación. A lo largo de los años, las monjas han visto cómo el apoyo a sus resoluciones ha ido de menos de 10 % a 30 % y a veces incluso a una mayoría.
"No nos damos por vencidas", dijo Mika y agregó: "Seguimos perseverando y llamando atención a estos problemas".
Las monjas de Monte Santa Escolástica desde hace tiempo han tenido un enfoque ecológico: una de sus exalumnas es Wangari Maathai, la activista keniana y ganadora del Premio Nobel de la Paz —ya fallecida—.
Una de las principales inquietudes de las religiosas estos días es el cambio climático, tema mencionado con frecuencia en sus resoluciones. Las monjas tratan de hacer su parte usando sus 21 hectáreas (53 acres) de tierras para reciclar desechos, instalar paneles solares, sembrar huertos comunitarios y criar 18 colmenas que el año pasado produjeron 362 kilos (800 libras) de miel.