Las acusaciones de adulterio y abuso de poder envuelven en un complejo escándalo a un obispo de Texas y a un monasterio carmelita

La madre superiora Teresa Agnes Gerlach (en primer plano) y otra religiosa de la Orden de las Carmelitas Descalzas de Arlington (Texas) aparecen en esta foto sin fecha publicada en un reportaje de CBS News Texas el 8 de junio.

La madre superiora Teresa Agnes Gerlach (en primer plano) y otra religiosa de la Orden de las Carmelitas Descalzas de Arlington (Texas) aparecen en esta foto sin fecha publicada en un reportaje de CBS News Texas el 8 de junio. El obispo de Fort Worth, Michael Owens, ha acusado a Gerlach de romper su voto de castidad con un sacerdote anónimo fuera de la diócesis y la ha expulsado de la orden. Gerlach ha negado la acusación y ha dicho que el obispo no tiene autoridad para tomar tales medidas. (Imagen: captura de pantalla de GSR/CBS News Texas)

 

Traducido por Purificación Rodríguez Campaña

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Las acusaciones son extremas: adulterio, abuso de poder, consumo de marihuana, difamación, mentiras, robo, escándalo y una conspiración para hacerse con valiosos terrenos del monasterio.

Las preguntas son muchas: ¿Qué ocurrió realmente? ¿Se ha actuado correctamente? ¿Qué sabían los responsables del Vaticano y cuándo se enteraron? ¿Y por qué se nombró responsable al obispo que se encontraba en el centro de la tormenta?

Las cuestiones son complejas: intervienen el derecho civil de Texas, el derecho penal, el derecho canónico, los decretos papales, las constituciones de las congregaciones, la autoridad jerárquica y la potestad investigadora, por nombrar solo algunos aspectos.

Y todo ello sobre un minúsculo monasterio de 10 hermanas carmelitas y el obispo local.

Acusaciones de tipo “él dijo, ella dijo”

Según documentos judiciales, entrevistas e informes de prensa, la vorágine comenzó el 24 de abril, cuando el obispo Michael Olson, jefe de la diócesis católica de Fort Worth en Texas, llegó al Monasterio de la Santísima Trinidad, sede de las Carmelitas Descalzas en Arlington.

El obispo Michael Olson de Fort Worth, en Texas, preside la oración de la mañana el 21 de septiembre de 2018, durante el Quinto Encuentro Nacional, o V Encuentro, en Grapevine, Texas.

El obispo Michael Olson de Fort Worth, en Texas, preside la oración de la mañana el 21 de septiembre de 2018, durante el Quinto Encuentro Nacional, o V Encuentro, en Grapevine, Texas. (Foto: OSV News/archivo de CNS, Tyler Orsburn)

 

La madre superiora Teresa Agnes Gerlach y la Hna. Francis Therese alegan en su demanda contra Olson que a su llegada, que se anunció con apenas 30 minutos de antelación, exigió que se le entregaran el ordenador, el iPad y el teléfono móvil de Gerlach. Olson había traído consigo a otro monseñor, al canciller diocesano y a un experto en tecnología forense, a los que permitió entrar en el recinto papal, según alegan, y después pasó dos horas interrogando a la Hna. Francis Therese.

Al día siguiente, 25 de abril, Olson volvió a interrogar a cuatro hermanas durante varias horas. Ese mismo día, Gerlach, que se desplaza en silla de ruedas, fue sometida a una intervención quirúrgica con anestesia general y fentanilo. Cuando regresó al monasterio, Olson la interrogó a pesar de que sufría dolor y estaba muy medicada, según afirmó en una declaración jurada. Añadió que el 26 de abril Olson volvió para interrogar al resto de las hermanas, pero que ellas manifestaron a los obispos que se pondrían a su disposición una vez informadas de la finalidad, objeto y alcance del interrogatorio.

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“El obispo montó en cólera y con voz agitada y elevada gritó que se cerraba el monasterio, que no se celebraría ninguna misa, dio un portazo y abandonó el monasterio traumatizando a las hermanas”, se lee en la declaración jurada.

Y entonces las cosas empezaron a torcerse.

Según los documentos judiciales presentados por la diócesis, Olson envió una carta el mismo día de la supuesta rabieta nombrando un abogado canónico para Gerlach “con el fin de proteger sus derechos continuos durante la investigación por mala conducta” hasta que ella eligiera el suyo propio para su aprobación. Al día siguiente, 27 de abril, según muestran los documentos, Olson escribió que había recibido un correo electrónico del abogado canónico elegido por Gerlach cuando ya había enviado el decreto nombrando a Michael Podhajsky. 

En cualquier caso, no aprobaba su elección. “En consecuencia, salvo y hasta el momento en que se presente un mandato para un abogado canónico que yo pueda aprobar para asistirle en este grave asunto, el señor Podhajsky continuará sirviendo de oficio como su defensor”, escribió Olson. 

Podhajsky sigue siendo el único abogado canónico de Gerlach. El abogado Matthew Bobo, de Fort Worth, la representa en asuntos civiles.

El 11 de mayo, Podhajsky, junto con el abogado canónico de la diócesis, firmó un acuerdo por el que se permitía la creación de imágenes espejo de todos los datos almacenados en los dispositivos confiscados. Bobo sostiene que Podhajsky nunca habló con su cliente, según informó The Dallas Morning News.

El 28 de abril, Olson envió otra carta, como muestran los documentos, señalando que Gerlach estaba enviando mensajes de texto desde un teléfono nuevo y que había llegado a su conocimiento que también había estado utilizando el teléfono de la Hna. Francis Therese.

La reverenda madre Teresa Inés de Jesús Crucificado Gerlach, miembro desde hace muchos años de la Orden de las Carmelitas Descalzas, aparece en esta foto sin fecha en el Monasterio de la Santísima Trinidad en Arlington, Texas.

La reverenda madre Teresa Inés de Jesús Crucificado Gerlach, miembro desde hace muchos años de la Orden de las Carmelitas Descalzas, aparece en esta foto sin fecha en el Monasterio de la Santísima Trinidad en Arlington, Texas. (Foto: OSV News/cortesía de Matthew Bobo) 

 

“Nunca dimos permiso a nadie para acceder a nuestra cuenta o poder mirar nuestros teléfonos o ejercer cualquier tipo de vigilancia sobre nosotros”, dijo Gerlach en su declaración jurada. La carta de Olson señala que ha puesto a Gerlach en excedencia administrativa y sobre la autoridad indica: “Yo soy el superior actual”.

Reitera en la carta que no habrá misa diaria en el monasterio, y aunque permitirá una misa dominical, será únicamente para las hermanas. Gerlach indica en su escrito que unos 60 laicos suelen asistir a las misas dominicales en el monasterio.

“También les recuerdo que no deben invitar a ningún sacerdote a celebrar misa en el Carmelo sin mi permiso y sin que reciban facultades mías junto con una carta de buena reputación del superior del sacerdote debidamente designado”, señala su carta.

Al final, cuentan Gerlach y Bobo, Olson rechazó a tres de sus candidatos a abogado canónico y mantuvo al suyo. Fue entonces, explican, cuando acudieron a los tribunales.

El 3 de mayo, Gerlach y la Hna. Francis Therese presentaron una demanda ante el Tribunal de Distrito del Condado de Tarrant contra Olson y la diócesis de Fort Worth, alegando que Olson había invadido su intimidad y se había apoderado de sus bienes personales. Pidieron al tribunal que declarara que Olson y la diócesis no tienen autoridad para confiscar sus bienes o acceder a su tecnología, que se les devolvieran sus dispositivos, medidas cautelares que impidieran a Olson y a la diócesis cualquier tipo de contacto con las hermanas, salvo a través de un asesor jurídico, y una indemnización por daños y perjuicios de al menos un millón de dólares.

Olson y la diócesis argumentan en sus escritos que el tribunal debería desestimar la demanda porque requeriría meterse en asuntos eclesiales que están fuera de su jurisdicción. La solicitud de medidas cautelares presentada por las religiosas fue denegada en las visitas celebradas el 8 y el 10 de mayo.

En ese momento parecía que el conflicto aún no había llegado al público, aunque los devotos asistentes a misa del monasterio sabían que algo iba mal. Todo cambió el 16 de mayo, cuando Olson publicó un comunicado en la página principal del sitio web de la diócesis en el que afirmaba que Gerlach había cometido adulterio:

    El obispo Michael Olson recibió un informe en abril de 2023 de que la Reverenda Madre Teresa        Agnes de Jesús Crucificado Gerlach, O.C.D., había pecado contra el Sexto Mandamiento y              violado su voto de castidad con un sacerdote de fuera de la Diócesis de Fort Worth. Los                    superiores del sacerdote han sido notificados. Una investigación eclesiástica sobre el informe de      la grave falta se inició en el Monasterio de la Santísima Trinidad en Arlington, Texas, el 24 de            abril de 2023. Durante este tiempo se está ofreciendo misa por las hermanas los domingos. La        Reverenda Madre Teresa Agnes ha respondido iniciando un litigio civil contra el Obispo Olson y        la Diócesis de Fort Worth. Por favor, recen por las hermanas del Monasterio.

La declaración no nombra al sacerdote (ni a su diócesis) que según Olson mantuvo relaciones sexuales con Gerlach.

El Monasterio de la Santísima Trinidad, sede de las Hermanas Carmelitas Descalzas en Arlington, Texas, consta de una superficie de casi 30 hectáreas valorada en 5 millones de dólares.

El Monasterio de la Santísima Trinidad, sede de las Hermanas Carmelitas Descalzas en Arlington, Texas, consta de una superficie de casi 30 hectáreas valorada en 5 millones de dólares. Un abogado que representa a las hermanas del monasterio dijo que la propiedad podría venderse por más de 20 millones de dólares. (Imagen: captura de pantalla de GSR/CBS News Texas)

 

Una vez que Olson hizo pública la declaración, el caso saltó a los medios. Y entonces empezaron a volar las acusaciones, que ahora son de dominio público.

El abogado de Gerlach alegó al Daily Mail que Olson quería los dispositivos electrónicos de las religiosas porque contenían la lista de donantes de la orden.

“Y esa es una lista que el obispo ha estado intentando conseguir desde que es obispo”, declaró Bobo al periódico británico. También alegó que Olson estaba tratando de apoderarse de la propiedad de las hermanas, que consta de una superficie de casi 30 hectáreas de bosque en medio de la metrópolis en expansión de Dallas y Fort Worth. Según los registros del condado, la propiedad está valorada en al menos 5 millones de dólares; Bobo afirma que los promotores inmobiliarios estarían dispuestos a pagar cuatro veces esa cantidad.

“Podría plantearse el cierre del monasterio, y entonces esa parte de la propiedad, cuyo valor es de unos 22 millones de dólares, podría pasar a formar parte de la diócesis”, declaró Bobo al Daily Mail. Hizo la misma afirmación a Insider.com: “Son unas 30 hectáreas en Arlington (Texas) a orillas del río Trinity, en medio del metroplex. Valen unos 20 millones de dólares. Eso es lo que intenta hacer”.

El portavoz diocesano Pat Svacina ha negado todas las afirmaciones de Bobo, y en un comunicado del 7 de junio criticó los numerosos comunicados de prensa y declaraciones del abogado.

“El obispo Olson y la diócesis han adoptado la postura de que este es un asunto interno y no debe ser tratado en la prensa”, señala el comunicado de la diócesis en un correo electrónico enviado a GSR.

Bobo niega rotundamente que Gerlach haya violado su voto de castidad o incumplido el sexto mandamiento, que prohíbe el adulterio, y señala que ha pasado décadas en un claustro y que probablemente solo ha tenido relación con cuatro o cinco hombres en los últimos 25 años.

Bobo sostiene que Gerlach fue interrogada mientras estaba tan medicada que no puede recordar lo que dijo.

“Ella no tuvo relaciones sexuales con un sacerdote”, aseguró Bobo al Dallas Morning News.

En una carta del 26 de mayo dirigida a las religiosas, Insider.com informa de que Olson declaró que no restablecería la misa y la confesión diarias en el monasterio porque las hermanas estaban impulsando “una falsa narrativa relativa a la investigación pendiente que ha dado lugar a una cobertura mediática local, nacional e internacional y ha incitado al odio y hostilidad contra mí”. La carta decía que seguiría reteniendo los sacramentos hasta que se retirara o terminara la demanda y ellas “cesaran en este comportamiento contrario e impropio de su estado religioso y demostraran amor y obediencia a la Santa Iglesia”, indicó la web de noticias.

Janice Vonada de Keller, Texas, coloca rosas en la puerta del Monasterio de la Santísima Trinidad de las Carmelitas Descalzas de Arlington en Arlington, Texas, el 31 de mayo.

Janice Vonada de Keller, Texas, coloca rosas en la puerta del Monasterio de la Santísima Trinidad de las Carmelitas Descalzas de Arlington en Arlington, Texas, el 31 de mayo. Vonada se encontraba entre los cerca de 100 simpatizantes que rezaron por las hermanas en un parque cercano. (Foto: TNS/Fort Worth Star-Telegram/Amanda McCoy) 

 

El 31 de mayo, las Damas Auxiliares de las Hermanas Carmelitas Descalzas celebraron un servicio público de oración en un parque para las religiosas y luego se dirigieron a las puertas del monasterio para depositar flores, según informó CBS News Texas. El grupo, que proporciona apoyo financiero y ayuda con víveres a la congregación, dijo en su página de Facebook que 102 personas asistieron al evento.

No sabían que mientras mostraban su apoyo, los responsables del Vaticano estaban poniendo a Olson a cargo.

Olson tiene “plenos poderes de gobierno”

En un decreto fechado el 31 de mayo, el Dicasterio Vaticano para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica nombró a Olson comisario pontificio de la congregación, convirtiéndolo en el superior mayor de la orden.

El decreto, firmado por el arzobispo José Rodríguez Carballo, secretario de la congregación, no solo otorgaba a Olson “plenos poderes de gobierno”, sino que también daba validez a todas las acciones que Olson había llevado a cabo hasta entonces, declarándolas sanas o considerándolas válidas: “Este Dicasterio sanciona también todos los actos administrativos y jurídicos ya realizados”, dice el decreto.

El comunicado de la diócesis anunciando el nombramiento decía que el Vaticano había confirmado que “como Comisario Pontificio, el Obispo Olson es el representante del Papa en este asunto”. Al hacerlo, el Dicasterio reconoció y admitió que al obispo Olson se le ha confiado, y se le sigue confiando, la plena responsabilidad de gobierno del Monasterio.

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El mencionado comunicado también decía que el nombramiento se produjo después de que las religiosas cuestionaran la autoridad del obispo, y reiteraba las acusaciones contra Gerlach. “Este decreto responde al cuestionamiento de la autoridad del obispo Olson para llevar a cabo una investigación sobre las violaciones reconocidas del sexto mandamiento del Decálogo y del voto de castidad por parte de la Reverenda Madre Teresa Agnes (Gerlach) de Jesús Crucificado, O.C.D., Priora del Monasterio de Arlington, Texas”, señala y añade: “Por favor, recen por todas las hermanas y por el Obispo Olson”.

El 1 de junio, Olson anunció que había declarado culpable a Gerlach y que utilizaba su autoridad como comisario pontificio para expulsarla de la orden. En otra declaración afirmó que ahora que Gerlach había sido destituida, restablecería la misa diaria a partir del 7 de junio, pero “dado el pleito pendiente, la Misa permanecerá cerrada a la participación de los fieles laicos”.

Al día siguiente, el 2 de junio, la demanda de las hermanas fue modificada para añadir difamación y robo de sus datos electrónicos.

“El 16 de mayo de 2023, los demandados tomaron la decisión de salirse del proceso eclesiástico supuestamente confidencial y hacer público este asunto”, alegando adulterio y violación de sus votos y “falta grave”, indica la demanda. “Estas declaraciones fueron voluntariamente puestas en el foro público y son patentemente falsas y difamatorias”.

Santa Teresa de Ávila, que fundó el convento de las Carmelitas Descalzas en 1562, aparece representada en una vidriera de la iglesia católica del Santo Rosario de Indianápolis (Indiana).

Santa Teresa de Ávila, que fundó el convento de las Carmelitas Descalzas en 1562, aparece representada en una vidriera de la iglesia católica del Santo Rosario de Indianápolis (Indiana). La Fundación del Carmelo en Fort Worth, Texas, data de 1958. (Foto: Wikimedia Commons/CC BY-SA 4.0/Nheyob)

 

Pero los giros y vueltas continuaron.

El 7 de junio saltó la noticia de que la policía de Arlington estaba llevando a cabo una investigación criminal sobre Olson y la diócesis. La diócesis respondió diciendo que la policía de Arlington estaba investigando a las Carmelitas “acerca del uso de marihuana y comestibles en el monasterio, junto con otras cuestiones que la diócesis abordará en otro momento y en un foro adecuado”.

La declaración incluía dos fotos que, según decía, fueron tomadas por “un informador confidencial dentro del monasterio”. Las fotos digitales no contienen metadatos que muestren cuándo o dónde fueron tomadas, pero muestran una mesa y un mostrador cubiertos con varias formas de marihuana, comestibles que contenían las sustancias químicas alucinógenas de la marihuana, instrumentos para fumar y productos para vapear. La marihuana es ilegal en Texas, salvo en estrictas condiciones médicas.

En una declaración enviada por correo electrónico a GSR, Bobo calificó las acusaciones de consumo de drogas de “absolutamente ridículas”, diciendo que las fotos “podrían haber sido fácilmente montadas y manipuladas por cualquiera, y desde cualquier lugar”, y que son “una mera maniobra de confusión y un montaje de bajo nivel de relaciones públicas por parte de la diócesis para intentar desviar la atención de los verdaderos problemas”.

La declaración de Svacina afirmaba que el anuncio de Bobo de una investigación criminal “es otro intento transparente de difundir acusaciones infundadas y escandalosas sobre la legítima investigación del Obispo Olson sobre el Monasterio de las Carmelitas. Los comunicados de prensa unilaterales del abogado Bobo están todos diseñados para intentar avergonzar al obispo Olson y socavar su autoridad”.

El comunicado de Scavina también negaba cualquier irregularidad. 

“Para ser totalmente claros, ni el Obispo ni nadie en la Diócesis han estado involucrados en ninguna actividad criminal relacionada con el Monasterio. Es absurdo que el abogado Bobo o cualquier otra persona sugiera lo contrario”, se afirma en el comunicado, que añade: “El mero hecho de que el abogado Bobo iniciara y presentara un informe al Departamento de Policía de Arlington no era inesperado dada la agresividad con la que ha litigado esta disputa eclesiástica en la prensa” y “el Obispo está trabajando incansablemente para hacer frente a la aplicación de la ley y en privado de acuerdo con las normas canónicas y dentro de su autoridad como Obispo de la Diócesis de Fort Worth y como Comisario Pontificio”.

Esas normas canónicas también están en entredicho.

La Hna. Sharon Euart, directora ejecutiva del Centro de Recursos para Institutos Religiosos, se dirige a la conferencia anual del grupo el 1 de octubre en Dallas.

La Hna. Sharon Euart, directora ejecutiva del Centro de Recursos para Institutos Religiosos, se dirige a la conferencia anual del grupo el 1 de octubre en Dallas. (Foto: GSR/Dan Stockman)

Más preguntas que respuestas

Incluso los expertos en derecho canónico y en las normas vaticanas relativas a las órdenes contemplativas afirman que hay muchas más preguntas que respuestas en el caso.

“Todo lo que hay que tener en cuenta es lo que dice su abogado y lo que dice la diócesis”, declaró la Hna. Sharon Euart a Global Sisters Report. Euart, Hermana de la Misericordia, es abogada canónica, directora ejecutiva del Centro de Recursos para Institutos Religiosos y antigua coordinadora ejecutiva de la Sociedad de Derecho Canónico de América. “Existen todas estas preguntas para las que nadie parece tener respuesta”, expresó.

Euart afirmó que al ser  la congregación de derecho pontificio, lo que significa que fue establecida por la autoridad del papa y no del obispo, la siguiente autoridad más alta después del superior mayor sería la federación a la que pertenece la congregación, y después estaría el moderador supremo de la orden, en este caso el generalato carmelita masculino de Roma. Por tanto, cualquier investigación de irregularidades debería haber pasado por los carmelitas, no por el obispo local, que generalmente solo tiene autoridad pastoral sobre las congregaciones religiosas de su diócesis.

“¿Por qué fue el obispo y no los carmelitas? No sé cómo responder a eso”, señaló Euart. El documento vaticano Cor Orans (Corazón Orante) “establece cuál es el procedimiento. Desconocemos por qué se modificó y quién inició los cambios”.

Hay cuatro federaciones (los carmelitas las llaman asociaciones) de carmelitas en Estados Unidos, pero el monasterio de Arlington no figura como miembro en ninguno de sus sitios web. El sitio web del monasterio incluía un enlace a la Asociación de Santa Teresa, según muestran los archivos de la web, pero ese enlace desapareció del sitio en 2015. Cor Orans, publicado en 2018, exige que todas las órdenes contemplativas estén en una federación.

Sin federación, según explicó ella, el asunto debería haber pasado a disposición de una orden asociada de carmelitas varones o de los padres carmelitas de Roma.

“Pero según el Cor Orans, no pasaría directamente al dicasterio ni mucho menos al obispo”, dijo Euart y agregó: “Si eso se modificara, no está claro en base a qué ocurriría”.

También dijo que no quedaba claro por qué el obispo negaría o podría negar a Gerlach el abogado canónico de su elección.

“Con algunos sacerdotes en casos de abuso, tienen que obtener la aprobación del obispo de su abogado canónico, pero este no es un caso de abuso”, comentó Euart. El hecho de no poder elegir a su abogado canónico podría ser motivo para recurrir el despido de Gerlach.

“Si el individuo no escogiese un abogado canónico, su superior le conseguiría uno”, explicó y acotó: “La diferencia aquí es que la superiora está ahora en una posición adversa con la hermana”.

Esa posición adversa se debe a que Olson, que estaba investigando a Gerlach, es ahora su superior. Y todo lo que Olson hizo en el proceso ha sido ahora validado por el Vaticano.

Los responsables del Vaticano no respondieron de manera directa a una pregunta de Global Sisters Report sobre las razones por las que Olson fue nombrado comisario pontificio.

“Lo único que hay que tener en cuenta es lo que dice su abogado y lo que dice la diócesis”: Hna. Sharon Euart, directora del Centro de Recursos para Institutos Religiosos, sobre escándalo entre un obispo de Texas y monasterio carmelita. 
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Muchos se preguntan también cómo una religiosa de clausura que utiliza una silla de ruedas y una sonda para alimentarse pudo mantener una relación sexual con un sacerdote de otra diócesis.

“¿Se aprovecharon de ella? ¿Si, efectivamente, pasó algo? ¿Dio su consentimiento? ¿Era siquiera consciente de lo que estaba ocurriendo?”, se preguntó Euart. “No sabemos si fue consentido o un acto de abuso de poder con un adulto. No conocemos las circunstancias. Ella niega que sucediera. [...] No salen [del monasterio] en absoluto y ella está en silla de ruedas”.

Se desconoce si alguien está investigando las acciones del sacerdote anónimo con el que supuestamente pecó Gerlach.

La Hna. Nancy Bauer, benedictina del Monasterio de San Benito en St. Joseph, Minnesota, declaró que una sección del Cor Orans es ambigua sobre cuándo y cómo puede intervenir el obispo local en los asuntos de un monasterio de religiosas contemplativas. Bauer es abogada canónica y antigua profesora de derecho canónico en la Universidad Católica de América en Washington, D.C., especializada en vida consagrada.

La sección (Capítulo 1, Sección VII, Parte 83.B) dice que “el obispo diocesano, con ocasión de la visita pastoral o de otras visitas paternas, y también en caso de necesidad, puede disponer él mismo soluciones oportunas al constatar que existen abusos y después de que las advertencias presentadas a la Superiora Mayor no hayan tenido efecto alguno”.

"Yo lo interpretaría como que, si el obispo de la diócesis descubre algo inapropiado en el monasterio, puede intervenir”, señaló Bauer, presidenta de la Congregación Monástica de San Benito. “Pero normalmente eso se remitiría a la Santa Sede”, indicó.

También hay dudas sobre la destitución de Gerlach: Euart señala que los sacerdotes que han cometido adulterio y violado su voto de castidad no suelen ser destituidos. Bauer dijo que el derecho canónico prevé la destitución de un religioso que viola el sexto mandamiento en determinadas circunstancias, pero solo cuando el religioso “persiste” en la violación, incluso después de una advertencia, y si es “externa” o “pública”. Es decir, que cause escándalo entre los fieles. 

“Una cosa es decir que un hombre o una mujer hicieron algo, pero decir que lo hizo una religiosa... eso simplemente no se hace”, afirmó Bauer y añadió: “Incluso si se está investigando algo, canónicamente no se difunde. Sería una violación muy grave”.