De izquierda a derecha: Hna. Nadia Coppa, de las Adoratrices de la Sangre de Cristo, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales; Hna. Patricia Murray, de las Hermanas de la Beata María Virgen de Loreto, secretaria ejecutiva de la UISG; y Hna. Mary John Kudiyiruppil, Misionera Sierva del Espíritu Santo, secretaria ejecutiva asociada de la UISG (Fotografía: cortesía de la UISG; CNS/cortesía de la UISG; CNS/cortesía del Fondo de Solidaridad Global/Gian Marco Maraviglia)
Las hermanas católicas se preocupan tanto por el exterior como por el interior, ejerciendo ministerios para ayudar a sanar un mundo roto y acompañando a las personas en su camino espiritual.
Estas son algunas de las conclusiones tras una entrevista de casi 90 minutos que el equipo de Global Sisters Report mantuvo a través de Zoom con dirigentes de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) el miércoles 7 de diciembre de 2022 en las oficinas de National Catholic Reporter en Kansas City, Missouri.
En un extenso debate sobre diversos temas (desde los diferentes ministerios a la sinodalidad, pasando por la espiritualidad y la necesidad de una “cultura del cuidado”) la Hna. Nadia Coppa, adoratriz de la Sangre de Cristo y nueva presidenta de la UISG; la Hna. Patricia Murray, de las Hermanas de la Beata María Virgen de Loreto y secretaria ejecutiva de la UISG; y la Hna. Mary John Kudiyiruppil, misionera Sierva del Espíritu Santo y secretaria ejecutiva asociada de la UISG, hablaron de los desafíos actuales y de las esperanzas para la vida religiosa en el mundo.
Murray habló largo y tendido sobre espiritualidad y viajes espirituales.
“Estoy totalmente convencida de que el deseo último de todo ser humano es vivir una vida humana plena, ser su mejor yo, vivir la totalidad de los dones que le han sido otorgados”, expuso al equipo de GSR. “Y en cierto modo, como religiosas, esto consiste para nosotras en cultivar el yo interior y ser conscientes de una misma, estar en contacto con lo divino, estar en contacto con lo espiritual que hay en el mundo que nos rodea, y ayudar acompañando a la gente”, agregó.
Las hermanas, explicó Murray, tienen el papel de acompañar a las personas en la "búsqueda del sentido de su propio camino de vida”, porque “mucha gente, y en particular muchos jóvenes, se hacen preguntas sobre el sentido de todo tipo de cosas en su vida, y sobre el sentido de la vida misma”.
“Hay una nueva llamada para nosotros, es una especie de llamada profética para recorrer con la gente las grandes cuestiones de la vida, las grandes cuestiones sobre la supervivencia del planeta, las grandes cuestiones sobre la opresión de la gente, su sufrimiento, las luchas diarias de la gente para vivir plena y humanamente”, precisó.
En el sentido de las agujas del reloj, desde la izquierda: la Hna. Nadia Coppa, presidenta de la UISG; el equipo de GSR; la Hna. Patricia Murray, secretaria ejecutiva; y la Hna. Mary John Kudiyiruppil, secretaria ejecutiva asociada, participan en una videoconferencia de Zoom el 7 de diciembre de 2023 en Kansas City, Missouri. (Imagen: captura de pantalla de GSR)
En cuanto a la relación de las hermanas con el mundo en general, Coppa afirmó que las religiosas trabajan para reducir la polarización social y política tan endémica en el mundo contemporáneo y en la Iglesia. “Vivimos con muchos desafíos en este mundo y la polarización se ha convertido en algo muy común en muchos aspectos de nuestra sociedad”, afirmó y añadió: “Entonces, ¿cómo pueden las religiosas, la vida religiosa, ser capaces de tender puentes, de ayudar a crecer en unidad, en comunión?”.
Kudiyiruppil afirmó que la participación de líderes de la UISG en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) en mayo de 2022 fue una forma de ayudar a tender puentes. Aunque era la primera vez que las hermanas participaban, Kudiyiruppil estima que su experiencia, y la de las demás, fue reveladora y beneficiosa tanto para ellas como para los directores ejecutivos de grandes empresas, como Google y Microsoft.
“Nos preguntábamos qué podríamos aportar dentro de este grupo de élite”, confesó y añadió: “Pero nos sorprendió cómo nos escuchaban porque teníamos algo que ofrecer que antes no tenían: nuestra presencia en persona con los vulnerables y los marginados. En ese sentido, la presencia de las hermanas católicas allí tuvo un impacto real”.
A continuación, extractos de las entrevistas, editados y resumidos.
GSR: La UISG tiene varias iniciativas en marcha. ¿Cuáles serían, en su opinión, las tres principales prioridades y campos de interés para el próximo año? ¿Hay otras iniciativas nuevas en curso o previstas que podamos conocer?
Coppa: La primera iniciativa que hay que subrayar es el camino sinodal. Nos sentimos protagonistas de este proceso de escucha y transformación. La sinodalidad es una manera de liderar y también de construir una relación. Creo que es la nueva manera de estar en relación, de buscar y de estar en comunión.
Otra actividad muy importante en la UISG en este momento es la cultura del cuidado. Intentamos ayudar a los líderes a formar un nuevo camino, a dar vida a los demás, a profundizar en la espiritualidad del cuidado, que significa, en primer lugar, cuidar de nosotros mismos, de nuestra interioridad, de nuestro espíritu, cuidar la relación con Dios, pero también cuidar de los demás.
Coppa desarrolló estas ideas en un correo electrónico posterior:
Espiritualidad del cuidado: la “proximidad” es un buen antídoto contra la indiferencia, y el “cuidado” es lo contrario del “abuso” en sus múltiples formas, así como una de las maneras más bellas de hacernos cargo de los demás, de la realidad, de la naturaleza y de nosotros mismos.
Hay muchos aspectos dentro del cuidado:
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Cuidado de nosotros mismos, de nuestra interioridad, de nuestro “espíritu”, de nuestras heridas y fracturas, para que seamos libres y estemos dispuestos a cuidar de los demás.
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Cuidado de nuestra relación con Dios. Cuidar de nuestra conexión con la fuente de la vida, con Aquel que nos cuida, arraigando en Él nuestra confianza y nuestras esperanzas, abandonando en Él nuestras preocupaciones para poder “hacernos cargo” de la misión que Él deja en nuestras manos.
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Cuidado de los demás, pero también de la estructura social. El cuidado no solo tiene que ver con las relaciones interpersonales, sino que también es un concepto con una profunda dimensión política. La pandemia ha puesto de manifiesto no solamente nuestra vulnerabilidad, sino también la importancia de contar con redes de cuidados que sustenten nuestra vida social. El compromiso con el “cuidado” debe también incidir en nuestras relaciones intraeclesiales e implica, en todo caso, deconstruir el paradigma de la autosuficiencia y los contratos de cuidados para la autodefensa, vistos como una exigencia política.
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Cuidado de la Tierra.
Cuidar de los demás significa intentar promover la dignidad y los derechos de las personas. Esto es fundamental. Este es el enfoque en el que la persona está en el centro: la primacía de la persona que realmente puede ayudar con la solidaridad con los demás.
En este momento lo importante es escuchar, escuchar la voz del mundo, y estar dispuestos a comprometernos para ayudar a la transformación de la sociedad, para apoyar de manera especial a las personas que son las más vulnerables en este momento. Y la espiritualidad de la escucha constituye uno de los pasos del camino de la sinodalidad.
Creo que es muy importante porque sin escucha no hay camino sinodal.
En el correo electrónico, la hermana prosiguió su desarrollo:
Una Espiritualidad de la Escucha: Simplemente se nos pide que “escuchemos” para que podamos poner “nuestro espíritu/nuestra disposición” en armonía con Su Espíritu.
Esta escucha es exigente. Reclama una disposición que comienza por un “vacío”, por hacer espacio, por el desprendimiento de “mi propio amor, deseo e interés”.
La escucha, dice el Papa, refleja el estilo humilde de Dios. Esta actitud de humildad, a mi parecer, es importante si pretendemos vivir una espiritualidad de la escucha. Escuchar con el corazón. Sin humildad, no hay escucha. Sin escucha, no hay camino sinodal.
La escucha forma parte de nuestra misión. El primer servicio que podemos prestar a la comunión es precisamente “escuchar”.
Una espiritualidad de la escucha nace de esta fuente: la perspectiva de un Dios que escucha, y escucha a todos y a todas, y escucha especialmente a los “sin voz”, a los más vulnerables, a los que se han quedado sin palabras, y lo hace despertando en ellos y ellas un hablar empoderado, pues Su escucha es siempre liberadora.
Así que en este momento en la UISG estamos tratando de escuchar las muchas voces que llegan, el grito de la gente, el grito de los pobres, el grito de los más vulnerables para que realmente sea una oportunidad para todos nosotros de cultivar la actitud de solidaridad y también la oportunidad de caminar con los demás de una manera nueva.
La hermanó Coppa amplió estas ideas en el correo electrónico:
Creemos, por último, que es realmente importante seguir creando una red de compañerismo entre todas las Superioras Generales participantes que facilite compartir experiencias, intercambiar información y formarse mutuamente en sus funciones de liderazgo.
Queremos animar a los líderes de las congregaciones religiosas a que promuevan el diálogo y la colaboración, tanto dentro de la Iglesia como a un nivel social más amplio, y a que apoyen programas de formación para el liderazgo del cambio.
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GSR: ¿Cuáles son los principales problemas y retos que ve actualmente en la vida religiosa? ¿Cuál es el papel de la UISG a la hora de abordarlos?
Murray: Creo que el mayor reto es cómo explicar la vida religiosa al mundo contemporáneo. A menudo nuestra vida religiosa se entiende desde el punto de vista de lo que hacemos, más que desde el punto de vista de nuestra esencia o nuestro ser. Y parte de ese ser es la relación que tenemos con Dios y la relación que tenemos unos con otros, que nos envía a tender la mano a los necesitados. Pero en cierto modo estamos llamados a ser modelo de relacionalidad. Y esto es especialmente cierto en este mundo multicultural y diverso en el que la vida religiosa tiene la oportunidad de demostrar que nosotros, que somos diferentes en tantos aspectos, no solamente podemos vivir juntos, sino también prosperar juntos, y prosperar juntos de un modo que es realmente un signo profético.
Así que creo que las religiosas y la propia vida religiosa tienen que demostrar que están en camino. En el pasado, la vida religiosa gozaba de cierta estabilidad tanto por su visibilidad como por su presencia. Ahora sabemos que vivimos nuestra vulnerabilidad como todo el mundo, así que, en cierto sentido, compartir la vulnerabilidad forma parte del don y del camino.
Una de las cosas que está ocurriendo en la vida religiosa es que las congregaciones están llegando a su fin. Su don y su carisma han estado ahí para la Iglesia y para el mundo durante cierto tiempo. Y ahora que sus miembros son cada vez más frágiles, y también menos numerosos, las congregaciones saben que, en cierto sentido, su don y su carisma han servido a la Iglesia y al mundo. Y en muchos casos le pasan el testigo a laicos comprometidos que comparten su espiritualidad y su carisma.
Otro gran reto es que muchas congregaciones se están reconfigurando. Están remodelando sus estructuras, no solo en cuanto a número, sino también en cuanto a cómo quieren estar presentes en la misión y el ministerio en el mundo de hoy. Así que, al igual que en cualquier organización, hay que hacerlo con cuidado, llamando a las hermanas a participar y también a discernir sobre cuál es la mejor manera de estar presentes y dónde estar presentes y cómo estar presentes en el mundo de hoy.
GSR: ¿Está organizando algo la UISG para que los miembros más jóvenes o nuevos de las congregaciones se reúnan internacionalmente?
Murray: El otro día recibí un correo electrónico de un grupo de hermanas jóvenes de Estados Unidos que me preguntaban si la UISG podría ponerlas en contacto con grupos de hermanas jóvenes de otras partes del mundo. Y es un paso que daremos. Cuando surge una iniciativa así, sobre todo de religiosas más jóvenes, por supuesto que quieres responder porque son conversaciones mundiales que van a tener unas con otras y podemos ayudar a facilitar que mantengan esas conversaciones multilingües para que, juntas, empiecen a reflexionar sobre el mundo de hoy, las necesidades de hoy y se inspiren unas a otras.
Y también observar su amor por la vida religiosa en sí misma viendo el papel que la vida religiosa desempeña. Esa es una de las razones por las que pusimos en marcha una iniciativa de jóvenes teólogas. Fue una reunión de unas 30 teólogas jóvenes durante un periodo de dos años y medio para ayudarlas a reflexionar sobre la vida religiosa a través de sus propias disciplinas académicas. Todas ellas eran jóvenes doctoras en teología o Sagradas Escrituras o ética y Biblia, y les pedimos que empezaran a reflexionar sobre algún aspecto de la vida religiosa a través de su propia disciplina, porque necesitamos ese tipo de reflexión. Es muy importante que veamos lo que está surgiendo en la vida religiosa y reflexionemos sobre ello a través de las diferentes ópticas teológicas y bíblicas.
El proceso está en marcha. Hemos pasado la primera fase y hemos aprendido de ella. Comenzaremos otra fase en 2023, que será de nuevo un ciclo de dos años muy probablemente. Estamos formando un grupo de mujeres jóvenes que reflexionan, comparten y escriben sobre la vida religiosa.
GSR: Volviendo al tema de los cuidados. Estáis haciendo mucho por el cuidado de las hermanas mayores, pero lo que realmente llama la atención al hablar del cuidado general es que no es solo para las mayores, sino también para ayudar a las jóvenes a aprender a cuidar de sí mismas en la vida religiosa.
Murray: Cuando se crea una cultura del cuidado, ese cuidado tiene que extenderse a todos, desde la propia líder hasta los jóvenes, los ancianos y los no tan jóvenes. En cierto sentido, es una forma de vida que desarrolla el yo lo más plenamente posible, pero que también crea una sociedad solidaria. Unimos el cuidado de la Tierra y el cuidado de los pobres. En cierto sentido, se trata de que la cultura del cuidado influya en todos los aspectos de nuestra vida y nuestro ministerio.
Líderes de la Unión Internacional de Superioras Generales y del Fondo de Solidaridad Global aparecen en la fotografía del 23 de mayo de 2022 en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. De izquierda a derecha, la hna. Ruth del Pilar Mora, colombiana que trabajó en Etiopía durante años; la Hna. Patricia Murray, de las Hermanas de la Beata María Virgen de Loreto, secretaria ejecutiva de la UISG; Marta Guglielmetti, directora ejecutiva del Fondo de Solidaridad Global; y la Hna. Mary John Kudiyiruppil, misionera Sierva del Espíritu Santo de la India y secretaria ejecutiva asociada de la UISG. (Fotografía: CNS/cortesía del Fondo de Solidaridad Global/Gian Marco Maraviglia)
GSR: Cuéntenos más sobre la experiencia en Davos.
Kudiyiruppil: Era parte de un proyecto de sensibilización de las hermanas de la UISG. Creo que era la primera vez que las hermanas católicas estaban presentes allí. Nos pidieron que habláramos sobre el tema 'Avanzar hacia un liderazgo valiente en la recuperación mundial pospandémica', compartiendo ideas sobre cómo podemos colaborar para garantizar que nuestros esfuerzos sirvan a las poblaciones más vulnerables. Y también nos pidieron que habláramos de cómo los líderes religiosos trabajamos para impulsar el desarrollo sostenible.
Las tres compartimos desde nuestros contextos específicos: la Hna. Pat desde sus muchos años de experiencia en liderazgo en la UISG y en Sudán del Sur; la Hna. [salesiana] Ruth del Pilar Mora a partir de sus experiencias y encuentros con las bases en Etiopía y Eritrea; y yo desde mi experiencia en administración de liderazgo y mis experiencias con congregaciones en la India. [Marta Guglielmetti, directora ejecutiva del Fondo de Solidaridad Global, también se unió a la delegación de las hermanas].
Hablamos en varios actos allí, y fuera del escenario también se nos ofrecieron varias oportunidades para conceder entrevistas o vídeos sobre nuestra vida y misión entre los pobres y los marginados y sobre cómo podríamos ser también agentes y cómo pueden asociarse con las hermanas en el desarrollo humano, en el progreso, etc. Añadimos una dimensión religiosa y de fe a Davos.
GSR: El año pasado aumentó la preocupación por la cuestión de una posible guerra nuclear, dadas las tensiones en Ucrania. ¿Es esta una posible prioridad para la UISG?
Murray: Hoy asistí a una conferencia de Pax Christi aquí en Roma sobre el papa Francisco y la no violencia. Y surgió la cuestión nuclear. Creo que es algo sobre lo que tenemos que educar: la paz y la construcción de la paz. Ahí es donde empecé mi vida ministerial en el norte de Irlanda, estudiando la paz. Muchos ven la paz como la ausencia de violencia, que es la paz negativa, en lugar de ver cómo es la paz positiva. Creo que en la UISG tenemos trabajo que hacer, y pienso que está dentro del marco del cuidado, porque si quieres cuidado, quieres shalom, plenitud de vida para la gente.
Salí de la conferencia de Pax Christi preguntándome: ¿Qué podemos hacer en la UISG? Ayudar a la reflexión sobre la paz y la construcción de la paz, el establecimiento de la paz, y analizar la violencia y los diferentes tipos de violencia que se experimentan en la vida actual. ¿Y cómo se crea esta cultura del cuidado que aborda realmente la violencia a todos los niveles? Es otro aspecto de la cultura del cuidado del que estamos hablando. Y creo que necesitamos, y espero que a nivel de la junta directiva, reflexionar sobre qué es lo que nos corresponde hacer. Obviamente, hay muchas organizaciones que trabajan por la no violencia, la paz y la lucha antinuclear. Pero, ¿cuál es el enfoque que podemos aportar? Creo que ese es el trabajo que tenemos que hacer.