Cerca de 800 hermanas y sus numerosos invitados llenan una sala de conferencias el 14 de agosto en la asamblea 2024 de la Conferencia de Liderazgo de Religiosas (LCWR), celebrada en Orlando, Florida., Estados Unidos. (Foto: GSR/lDan Stockman)
Cerca de 800 religiosas católicas se reunieron para cantar, rezar y aprender sobre la vida religiosa en Estados Unidos —su presente y su futuro— y prepararse para liderar mejor sus congregaciones.
La Conferencia de Liderazgo de Religiosas (LCWR, por sus siglas en inglés), que representa a cerca de dos tercios de las casi 36 000 religiosas estadounidenses, celebró su asamblea anual del 13 al 16 de agosto de 2024.
En respuesta a la pregunta del tema de la asamblea: '¿Quiénes deberíamos ser?', la Hna. Maureen Geary, una dominica de Grand Rapids, dijo en su discurso presidencial del 14 de agosto que lo que importa para las hermanas es la misión, cualquiera que esta sea.
Geary citó el Libro I de Juan: "Mientras ahora seamos hijos de Dios, lo que seremos no se sabe. Pero hay algunas cosas que no cambiarán".
"Seremos mujeres que respondan a la llamada a servir en este mundo en el que vivimos, este mundo que tiene tanto dolor y tantas necesidades", indicó y añadió: "Seremos alimento para la vida del mundo".
Cerca de 800 hermanas católicas reunidas en asamblea de LCWR reflexionaron sobre necesidad de abrazar un carisma más amplio, reenfocar el liderazgo para convertirse en agentes de cambio social y crecer en interdependencia congregacional.
"Es el proceso lo que hace del Sínodo para la Sinodalidad una fuerza para dar forma a lo que seremos, como una Iglesia comprometida con la misión, la comunión y la participación. Por extensión de nuestra misión, también damos forma a la sociedad”, dijo La Hna. Maureen Geary, expresidenta de la LCWR, en su discurso del14 de agosto en la asamblea anual 2024 celebrada en Orlando, Estados Unidos. (Foto: GSR/Dan Stockman)
El discurso de Geary se inspiró en la sabiduría de los poetas Rainer Maria Rilke y Rumi, de la Hna. Elizabeth Johnson, del teólogo Frederick Buechner, de la Hna. Thea Bowman y del Dr. Seuss, de cuyo libro parafraseó varias veces unas palabras sobre estar al borde de algo profundamente nuevo: "¡Oh, los lugares a los que irás!".
La religiosa manifestó que no importa que aún no sepan adónde van, porque es el viaje lo que las convertirá en lo que serán y no el destino.
"Es el proceso lo que hace del Sínodo para la Sinodalidad una fuerza para dar forma a lo que seremos, como una Iglesia comprometida con la misión, la comunión y la participación", dijo Geary. "Por extensión de nuestra misión, también damos forma a la sociedad; así, donde vamos nos da forma a lo que seremos", puntualizó.
Ese mismo día, pero más tarde, el orador principal, el padre Bryan Massingale, citó al papa Francisco diciendo que no estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época, y que el aumento del odio y la división proviene del miedo a ese cambio.
"Ya no somos una nación blanca y cristiana, y muchos cristianos blancos tienen miedo y están enfadados", dijo Massingale, quien añadió que los cambios "se viven como una amenaza existencial que socava la propia identidad y los cimientos sobre los que algunos creen que se construyó el país".
Massingale citó al académico Walter Brueggemann, quien afirmó que cuando esas pérdidas no se reconocen, no se procesan y "no se lloran", se convierten en violencia e impiden cualquier tipo de progreso.
"Vivimos en una época de pérdidas no expresadas y no lloradas", dijo Massingale, quien señaló que la vida religiosa también está en un cambio de época y que las pérdidas que los cambios están creando deben ser nombradas y lamentadas para que surja una nueva vida. "La pérdida no expresada se convierte en fuente de ira, depresión, falta de hospitalidad y percepción de lo nuevo como amenaza, no como don", expresó.
"Seremos mujeres que respondan a la llamada a servir en este mundo en el que vivimos, este mundo que tiene tanto dolor y tantas necesidades. Seremos alimento para la vida del mundo": Hna. Maureen Geary en conferencia anual 2024 de LCWR
La Conferencia de Liderazgo de Religiosas (LCWR, por sus siglas en inglés) representa a cerca de dos tercios de las casi 36 000 religiosas estadounidenses. En la imagen, algunas hermanas católicas escuchan a los oradores en la sesión inaugural, el 14 de agosto, de la asamblea 2024 de la LCWR celebrada en Orlando, Florida, Estados Unidos. (Foto: GSR/Dan Stockman)
La vida religiosa también está en un cambio de época y las pérdidas deben ser nombradas y lamentadas para que surja una nueva vida, expresó el padre Bryan Massingale, orador principal en la asamblea 2024 de LCWR. (Foto: GSR/Dan Stockman)
La clave, dijo, es que el lamento debe convertirse en el preludio de la acción y el cambio, lo que requiere que las religiosas dejen que su dolor por el quebranto del mundo inspire la acción por un país más justo para que "nos enseñen a nosotros, la Iglesia, y especialmente a los norteamericanos blancos, a llorar la muerte de un mundo que debe terminar", y que además nos enseñen a movernos con gracia hacia el nuevo mundo y a soñar con el futuro venidero y con el legado que las hermanas dejarán como regalo.
La Hna. Anne Munley, directora asociada de la Iniciativa Futuro Emergente de la LCWR y miembro de las Hermanas Siervas del Inmaculado Corazón de María de Scranton, Pennsylvania, dijo que la mayoría de las hermanas en los Estados Unidos son muy conscientes de que están viviendo la primera parte del misterio pascual. Pero tras reunirse con congregaciones de todo el país, también ha visto pruebas de la segunda parte: la resurrección.
"En un mundo sumido en la división y hambriento de sentido y de relaciones justas, somos cada vez más conscientes de nuestra llamada a ser una presencia transformadora del amor incondicional e inclusivo de Dios", dijo Munley el 15 de agosto. "Estamos creciendo en la conciencia de los brotes de nueva vida que brotan a medida que nos acercamos a la comunión de unos con otros en Dios", añadió.
Después de casi cuatro años de reuniones, entrevistas, talleres, grupos pequeños y encuentros de liderazgo como parte de la Iniciativa Futuro Emergente, el discurso de Munley pretendía ser una puesta al día para los miembros sobre las tendencias que se están viendo.
Hay cuatro tendencias que, según Munley, "han surgido claramente" del proceso: a) un cambio en la identidad y la percepción del carisma; b) un cambio en la comprensión de la misión; c) un cambio hacia una renacimiento del liderazgo; y d) un cambio hacia una mayor interdependencia.
"En un mundo dividido y hambriento de sentido y de relaciones justas, somos conscientes de nuestra llamada [como religiosas] a ser presencia transformadora del amor incondicional e inclusivo de Dios": Hna. Anne Munley en conferencia LCWR
Munley dijo que las congregaciones están aprendiendo que el carisma no es lo que las diferencia unas de otras, sino lo que las une.
"No somos nuestras instituciones ni nuestras formas de organizarnos o gobernarnos. En el núcleo de nuestra identidad como religiosos está la llamada colectiva a ser una presencia de amor en un mundo dividido y sufriente. Las estructuras que necesitaremos son las que apoyen este fin", afirmó y agregó: "Hay un sentimiento creciente de un carisma más amplio de la vida religiosa que nos impulsa a centrarnos en la esencia de la vida religiosa y en lo que podemos ser y hacer juntos mientras caminamos en una búsqueda común de Dios".
A primera hora del día, los asistentes esperaban escuchar el discurso inaugural de la benedictina de Ciudad de México, la hermana Maricarmen Bracamontes; pero como se despertó sin voz, su colega benedictina, la Hna. Patricia Henry, leyó su discurso, escrito en español, a la audiencia equipada con auriculares para escuchar una traducción en directo.
Bracamontes tiene formación tanto en medicina como en teología y ha trabajado en el ámbito de la sexualidad, la afectividad y el celibato; además, forma parte del equipo de asesores teológicos de la presidencia de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) y escribe artículos para diversas revistas de reflexión teológica.
El discurso de la religiosa benedictina se centró en la inclusión radical y la hospitalidad cristiana y en cómo forman parte integrante de nuestra relación con Dios y con los demás.
La inclusión radical "nos lleva a la plenitud a medida que crecemos en nuestra conciencia existencial de estar hechos a imagen y semejanza de una divinidad trina, radicalmente inclusiva, radicalmente una", dice la traducción escrita. "Por eso, considero que la hospitalidad cristiana es expresión de la íntima relación entre lo místico y lo profético", añade.
"Somos mujeres de acero. (…) ¿[Pero] podemos llamar comunión [al trabajo de las religiosas] si solo nos sentamos a la mesa con gente que se parece a mí?": Hna. Nancy Schreck en conferencia anual 2024 de LCWR
Hermanas católicas miembros de la LCWR rezan en la asamblea anual 2024 del grupo en Orlando, Florida, EE. UU., el 15 de agosto. (Foto: GSR/Dan Stockman)
Gobierno tripartita LCWR: Hna Kathy Brazda (CSJ), presidenta 2024-2025; Hna. Vicky Larson (PBVM), presidenta electa; y Hna. Maureen Geary (OP), expresidenta.
Bracamontes escribió que la Trinidad es la invitación que Dios nos hace a experimentar la inclusión y la unidad radicales.
"La comunidad trinitaria tiene una cualidad única que puede simbolizarse en una danza divina que mantiene la identidad de cada una de las personas mientras se interrelacionan. Esta inhabitación se expresa en la reciprocidad total y mutua de los tres", escribió. "Existimos en nosotros mismos, y nuestras vidas tienen sentido en la medida en que nos trascendemos a nosotros mismos, dando y recibiendo el 'ser' de los demás", precisó.
En el último día de la asamblea, LCWR hizo su cambio anual de liderazgo, ya que Vicky Larson, religiosa de las Hermanas de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María, se convirtió en presidenta electa, mientras que la hermana de la Congregación de San José Kathy Brazda lo hizo en presidenta y Geary en expresidenta.
La asamblea se cerró con la presentación del Premio anual al Liderazgo Sobresaliente del grupo, que recayó en la franciscana de Dubuque Hna. Nancy Schreck, quien ha trabajado con congregaciones religiosas en todo el país y el mundo, ha pasado años en aulas de instituto y ha ejercido su ministerio durante décadas con otras hermanas en la zona rural de Mississippi, Estados Unidos.
Después de toda esa experiencia, tenía que decir esto sobre las hermanas católicas: "Somos mujeres de acero".
Schreck manifestó que después de trabajar con cientos de congregaciones, asesorarlas y facilitarles su labor, ha aprendido que el lado contemplativo de la vida —el trabajo interior, según ella— es vital para poder hacer el trabajo exterior que el mundo tanto necesita. Una de esas tareas es aprender a ser ciudadanos del mundo y a verse a sí mismos en los demás.
"¿Podemos llamarlo comunión si solo nos sentamos a la mesa con gente que se parece a mí?, preguntó Schreck entre aplausos.
El trabajo de consultoría de Schreck se ha ralentizado en los últimos años y ahora pasa la mayor parte de su tiempo ejerciendo su ministerio en la pequeña Okolona, Mississippi, que tiene una población de unas 2600 personas, el 80 % de las cuales son negras; alrededor del 36 % vive en la pobreza, casi el doble que en todo el estado. La renta media anual por hogar es de unos 27000 dólares, aproximadamente la mitad que en el conjunto de Mississippi, el estado más pobre de la unión. Schreck ha vivido y ejercido su ministerio en Okolona durante 35 años.
"Sabía que este era mi lugar", dijo en una entrevista anterior.
Schreck expresó a los asistentes que puede que esta sea una época de oscuridad, pero afirmó que no hay que temerla, porque a más bien, a su juicio, la oscuridad es un misterio sagrado.
"Hacemos este trabajo en la oscuridad, por muy larga que sea la noche", dijo.