Al concluir la oración de la tarde en el Noviciado Colaborativo Intercongregacional de Chicago, las novicias y las codirectoras se reúnen para recitar simultáneamente el padrenuestro, cada una en su lengua materna. (Foto: Julie A. Ferraro)
Reírse mientras se aprenden los pasos de una danza africana, asistir a una liturgia en una iglesia ucraniana o debatir cuestiones relacionadas con el Mes de la Historia Negra han sido algunos de los aspectos más destacados de los últimos ocho meses para un grupo de seis novicias que se han unido en una comunidad distinta.
Los participantes del Noviciado Colaborativo Intercongregacional de 2022-23 han descubierto que, además de continuar con su discernimiento personal y vocacional, el programa les permite apreciar las tradiciones culturales de los demás y del barrio de Hyde Park, en Chicago, Estados Unidos.
En algunos casos la diversidad de la zona les permite también relacionarse con otras personas de su misma cultura. "Me he hecho amiga de los sacristanes filipinos", comentó Grace Ramos, en referencia a la parroquia vecina de Santo Tomás Apóstol.
Para esta novicia de las Hermanas de San José de Orange originaria de Bulacan (Filipinas), los lazos son importantes. Durante estos meses se ha relacionado bastante con las otras cinco novicias en la parroquia, donde todo el mundo se conoce, y con la Unión Teológica Católica, donde ha llegado a conocer a más religiosos y religiosas.
Además de estar emocionada por unirse a la promoción actual en el Noviciado Colaborativo Intercongregacional, cultivar estas relaciones amplía la forma en que ve este tiempo como un regalo. "Es muy divertido", afirma.
Ramos creció en el sur de California, donde se licenció en Enfermería y Administración antes de decidirse a entrar en la vida religiosa. Estar en Chicago es una experiencia muy diferente.
"Una cosa que me gusta es que puedo ir andando a todas partes", explicó Ramos y agregó: "Es una bendición que estemos junto al lago". El lago Michigan está a solo unas manzanas del noviciado.
El 'hogar' de las novicias durante el año que permanecen en el programa se encuentra en tres plantas de un edificio de apartamentos de varios pisos en el barrio Hyde Park de Chicago. El lugar se encuentra cerca de numerosas instituciones de enseñanza superior (la Unión Teológica Católica, la Universidad de Chicago, la Escuela Luterana de Teología de Chicago y el Seminario Teológico McCormick, entre otras) y de varias comunidades religiosas de hombres y mujeres. Aunque el programa hace hincapié en los aspectos interculturales de la convivencia, continúa el proceso de noviciado de aprendizaje de los carismas de sus respectivas comunidades y de la vida religiosa en general.
La capilla situada junto al jardín del Noviciado Colaborativo Intercongregacional de Chicago ofrece un espacio sagrado para la oración y la misa. (Foto: Julie A. Ferraro)
Nueva perspectiva del futuro de la vida religiosa
El Noviciado Colaborativo Intercongregacional surgió tras una intensa reflexión en el seno de un comité diverso organizado por la Conferencia de Formación Religiosa como medio de reunir a las novicias —que de otro modo pasarían solas por el programa de formación de su comunidad religiosa— en una comunidad intencional. El programa dura un año dentro de lo que suele ser un noviciado de dos años. El proyecto fue financiado en parte por una subvención de la Fundación Conrad N. Hilton, que también financia Global Sisters Report.
Desde su primera promoción formada por dos novicias de las Hermanas de San José de Orange (California) durante el año 2021-22, las codirectoras —la Hna. Nancy Gerth, de las Hermanas de la Caridad de Nazaret, y la Hna. Corrina Thomas, de las Hermanas Franciscanas de la Adoración Perpetua— se basaron en esa experiencia. Ellas reconocieron la necesidad de más espacio vital para ampliar el número de novicias que podrían participar en el programa con el fin de enriquecer la dinámica de la comunidad intencional.
Como en cualquier cambio de residencia, cuando las novicias llegaron en agosto de 2022 (con edades comprendidas entre los 20 y los 60 años) estaban un poco nerviosas y asustadas, según la Hna. Thomas, originaria de la India. Durante los primeros días estuvieron acompañadas por sus 'formadoras de casa', las hermanas que desempeñan funciones de formación en las respectivas comunidades.
La novicia Alba Luz Mejía Solís (a la izquierda) y la Hna. Corinna Thomas participan en la oración de la tarde en el Noviciado Colaborativo Intercongregacional en Chicago. (Foto: Julie A. Ferraro)
"Las novicias proceden de seis congregaciones, seis grupos de edad, seis culturas o países diferentes: todo lo 'inter' que se puede ser", aclaró la Hna. Gerth.
Una vez instaladas, la Hna. Gerth y la Hna. Thomas las llevaron a una casa de retiro para una sesión de orientación. A medida que cada novicia contaba su historia, las codirectoras se daban cuenta de que se estaba gestando algo especial.
"Desde el primer día profundizaron mucho", afirmó Thomas. "Fue un buen momento de unión", añadió.
Maribah Ishaq descubrió enseguida que Estados Unidos tenía una mentalidad más abierta que su país natal, Pakistán, donde se unió a las Hermanas de Loreto al Pie de la Cruz en 2020. Apartada del ambiente conservador señaló: "Aquí soy yo misma. No tengo que preocuparme por lo que visto o lo que digo".
Maribah Ishaq, novicia de las Hermanas de Loreto al Pie de la Cruz, seca los platos para los postres en el Noviciado Colaborativo Intercongregacional de Chicago. (Foto: Julie A. Ferraro)
Según las codirectoras, la adaptación de las novicias a su nueva vida duró aproximadamente un mes, semanas más o semanas menos, tal y como señalaron las propias novicias.
"Fue una curva de aprendizaje enorme", comentó la Hna. Gerth y agregó: "Tuvieron que conocer la ciudad, dónde están las cosas en la casa, quiénes son estas personas con las que vivo, y acostumbrarse al horario diario y semanal".
Ese horario incluye clases uno de cada dos lunes a través de Zoom (o en persona) con sus formadoras de casa, y reuniones, los otros lunes, con las hermanas Gerth y Thomas sobre temas más generales relacionados con la vida religiosa.
Los viernes se reúnen las novicias del Noviciado Colaborativo Intercongregacional con las de otras comunidades religiosas en talleres de un día a cargo de ponentes que tratan una amplia gama de temas como parte del Noviciado Intercomunitario, dirigido por los Misioneros del Verbo Divino en el campus de la Unión Teológica Católica. Las sesiones fomentan el discernimiento y la interacción entre las comunidades religiosas y ofrecen formas de ampliar las perspectivas entre los participantes.
Las novicias del Noviciado Colaborativo Intercongregacional también asisten a clases en la Unión Teológica Católica sin necesidad de matricularse para obtener créditos, como señaló la Hna. Gerth, de tal modo que no se distraigan de su formación por tener que hacer deberes o escribir trabajos.
Las novicias se turnan en las tareas de limpieza de la casa como muestra este horario en la nevera. (Foto: Julie A. Ferraro)
Una comunidad intencional por la transformación y la cooperación
Con más de siete meses de programa a sus espaldas, las novicias han formado una comunidad intencional que se extiende a lo largo de los días, tanto a nivel espiritual como práctico, compartiendo las tareas de limpieza, las compras, la cocina y el uso de la lavadora y la secadora.
Además de los aspectos prácticos de la convivencia, la novicia Ishaq aprecia los conocimientos que ha recibido sobre la espiritualidad franciscana de la Preciosa Sangre y de la Presentación. "Creo que estoy en el cielo en este momento", expresó entre risas. "Hay tanta alegría que no puedo controlarla", añadió.
Ishaq contó cómo se ve a sí misma a través de una historia indígena sobre una rana en un pozo. La vida, añadió, es algo más que lo que hay en el pozo, y ella ha podido descubrirlo en este entorno intercultural. "Estoy muy agradecida con mi comunidad por darme esta oportunidad de entrar en el gran mar", indicó.
Alba Luz Mejia Solis, novicia de las Hermanas Franciscanas de Allegany, lava los platos para el postre en el Noviciado Colaborativo Intercongregacional en Chicago. (Foto: Julie A. Ferraro)
Alba Luz Mejía Solís, novicia de las Hermanas Franciscanas de Allegany (Nueva York) es la mayor de las mujeres de esta promoción. Creció en Honduras y se formó como catequista desde muy joven. De adulta se trasladó a Miami, donde atendió a 450 familias en una misión, muchas de ellas inmigrantes y refugiadas, prácticamente sola.
"El sacerdote pidió ayuda a 60 personas", recordó sobre los inicios de la misión. "Yo fui la única que se quedó", apuntó.
Mejía Solís atribuye a Dios el haberle dado la energía necesaria para realizar las numerosas tareas: "Me abrí a Él, y Él hizo el resto".
Al conocer a miembros de la comunidad religiosa durante ese tiempo, Mejía Solís se unió a las franciscanas en 2018 y se convirtió en novicia en 2019. La pandemia de la COVID-19 interfirió en su formación, pero ya se ha reanudado.
Advertisement
Mejía Solís aportó un conocimiento de diferentes culturas al noviciado después de haber trabajado con personas de su propio país así como de Jamaica, Haití y otros en la misión. "Aunque seamos de culturas diferentes, tenemos cosas en común", afirmó y puntualizó: "Somos iguales a los ojos de Dios".
Si más gente entendiera eso, reflexionó la novicia, podría haber paz en el mundo.
Juliana Wuur, novicia de las Hermanas de la Preciosa Sangre de Dayton (Ohio), se trasladó de Ghana a Columbus (Ohio) hace casi seis años. Además de enfrentarse a los retos del sistema de inmigración (obtener un permiso de trabajo, un documento de identidad permanente, etc.) reconoció haber experimentado el racismo que impera en Estados Unidos.
Para ella, formar parte de la promoción del Noviciado Colaborativo Intercongregacional supone una oportunidad de crecimiento. Eso incluye integrarse con personas de culturas diferentes, lo que considera una gran oportunidad. "Aprecio la mía y respeto la de los demás. Es muy bueno aprender unos de otros", aseveró.
Wuur ha compartido mucho de lo que ha aprendido con su comunidad de Dayton, animando a sus miembros a que envíen a futuras novicias a unirse al Noviciado Colaborativo Intercongregacional. El temor de que debido a los diversos carismas que intervienen en el noviciado colaborativo una novicia pueda decidir dejar su comunidad y unirse a otra es infundado, aseguró Wuur. "Cuando amas el carisma, nunca cambiarás de opinión", afirmó.
Al asistir a clases con personas de otras comunidades, esta novicia ve que el futuro de la vida religiosa es brillante, sobre todo por la oportunidad de colaborar con las demás novicias y con las de otras comunidades religiosas de la zona. "Este es un lugar para aprender", señaló, "si eres capaz de soportar todas las inclemencias del tiempo".
En 1996, Maisie Ng llegó desde Hong Kong hasta Toronto, donde tenía dos trabajos y dirigía un negocio online. Durante un viaje a Asís (Italia) en 2016, mientras rezaba en la Basílica de Santa Clara, una profunda intuición impulsó un cambio en su estilo de vida. Una serie de acontecimientos la llevaron a las Hermanas de San Francisco de las Comunidades Neumann, donde ingresó en 2021.
Formar parte de la promoción del Noviciado Colaborativo Intercongregacional supone vivir una dinámica distinta a la de los miembros de su comunidad. "Es como tener hermanas conmigo", comentó y agregó: "No tienes que ir con tus padres todo el tiempo".
Vivir con sus compañeras en la vida religiosa es una ventaja en esta etapa de su formación, afirmó Ng. Al principio, sin embargo, no estaba segura de lo que supondría, sobre todo porque no había vivido antes en un entorno intercultural. "No sabía cómo sería", apuntó.
Sus hermanas franciscanas apoyaron su viaje desde Pittsburgh, donde pasó su primer año con un pequeño grupo de hermanas. "Me dijeron: 'Vas a tener un gran año gracias a la diversidad'", expresó y añadió: "Entonces no lo entendía, pero ahora sí".
Las novicias y las codirectoras disfrutan bailando, incluso probando el baile Jerusalema Challenge. (Foto: Julie A. Ferraro)
La vitalidad del compromiso intercultural
Parte de ese entendimiento implica la gestión de los conflictos. Ng se refirió al uso de diversos términos cuyo significado difiere de una cultura a otra. Por ejemplo, no entender el significado de una frase de una de las novicias al principio del curso podría haber provocado una tensión prolongada. Al cabo de unas semanas, Ng se sinceró sobre su malestar con esa novicia.
"Si no hubiéramos tenido una conversación, podría haber sido para siempre", explicó acerca de la resolución del malentendido.
El fruto que nació del conflicto y cómo se resolvió solidificaron su confianza en estas compañeras del programa.
Rachel Dunlap es la que menos distancia ha recorrido hasta llegar al Noviciado Colaborativo Intercongregacional, ya que es originaria de Keokuk (Iowa). Es licenciada en Psicología y Teología por la Universidad St. Ambrose de Davenport (Iowa) y tiene un máster en Trabajo Social y otro en Teología y Ministerio por el Boston College.
Como novicia de las Hermanas de la Presentación de la Santísima Virgen María en Dubuque (Iowa), agradece el componente mente-cuerpo-espíritu de la formación y poder compartir las tradiciones americanas con las otras novicias a la vez que aprende de ellas.
Rachel Dunlap, novicia de las Hermanas de la Presentación de la Santísima Virgen María, lee durante la oración de la tarde en el Noviciado Colaborativo Intercongregacional de Chicago. (Foto: Julie A. Ferraro)
"A veces es algo cotidiano, como aprender a utilizar un autobús en la ciudad. Cosas muy sencillas", comentó. El Día de Acción de Gracias, sin embargo, ofreció una mayor oportunidad de profundizar en el significado de la fiesta con la historia y las tradiciones en torno a la comida explicadas en detalle.
Dunlap se asegura de hacer preguntas, además de probar nuevos alimentos o actividades. "Se trata de estar siempre abierta y no hacer suposiciones sobre una cultura", dijo.
Como adicta a los rompecabezas, esta novicia encuentra divertido sentarse a la mesa con una o varias de las novicias y resolver un puzle de 1000 piezas. "Todo el mundo contribuye un poco", afirmó.
La vitalidad del compromiso intercultural se extiende a las respectivas comunidades de las novicias, como han observado sus formadoras. La Hna. Claudia Calzetta, de Loretto, escribió: "La ventaja más obvia es que la novicia aprenderá ocho maneras diferentes de entender la práctica de la espiritualidad dentro de ocho congregaciones diferentes de religiosas, en lugar de limitarse al carisma único de su propia comunidad religiosa". No solo cuenta con las seis novicias, sino también con las dos directoras.
La Hna. Lucy Cardet, de las Hermanas Franciscanas de Allegany, señaló los aspectos "desafiantes e iluminadores" de vivir en comunidad con otras personas.
La Hna. Nancy Gerth (a la izquierda) participa en la oración vespertina en el Noviciado Colaborativo Intercongregacional con las novicias Maribah Ishaq, Maisie Ng y Juliana Wuur. (Foto: Julie A. Ferraro)
Un laboratorio de los ministerios futuros
Las Hnas. de la Presentación Rita Cameron y Joetta Venneman reconocieron en un correo electrónico conjunto que el programa intercongregacional amplía la "perspectiva de lo Divino y las formas de encontrar lo Divino en los miembros de la comunidad" de las novicias. "Esta experiencia permite [una] visión más amplia para el futuro, con conexiones con comunidades religiosas que pueden llevar a la colaboración y/o asociaciones", escribieron. Profundizar en el conocimiento de las culturas, las celebraciones interculturales y los estilos de oración es esencial para lograr la armonía en la vida comunitaria.
Las novicias rezan con las codirectoras en la capilla del jardín o en el espacio de reunión de arriba. Utilizan el Acompañamiento Popular del Breviario, con su lenguaje inclusivo, o se turnan para preparar las oraciones inspirándose en sus respectivos carismas y terminan cogiéndose de las manos en círculo y recitando simultáneamente el padrenuestro, cada una en su lengua materna, un homenaje a su vida individual y comunitaria.
La Hna. Gerth expresó su gratitud por haber tenido la oportunidad de formar parte de este entorno, donde dice que ha aprendido de las novicias al igual que estas lo han hecho de ella; además, agradece a la Conferencia de Formación Religiosa su apoyo al Noviciado Colaborativo Intercongregacional y a la junta por hacer posible y enriquecer este programa.
Lo que las novicias se llevarán cuando regresen a sus congregaciones este verano es lo que las dos directoras reconocieron desde el principio, afirmó la Hna. Thomas. "La interculturalidad y la diversidad son el camino a seguir", expresó y añadió que el Noviciado Colaborativo Intercongregacional sirve de "pequeño laboratorio" de lo que encontrarán cuando se embarquen en sus ministerios después de profesar sus votos.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 3 de abril de 2023.