"Despiértanos Señor para que todos podamos sanar heridas y reconstruirnos como nación": Hna. Vuelo en V. (Foto: Vuelo en V)
En ocasiones, cuando en nuestras casas —al calor del hogar y la familia— nos retiramos para descansar, deseamos que todos tengamos un buen sueño que repare nuestras fuerzas y nos devuelva la energía y la vitalidad; y, sobre todo, deseamos que todos despertemos con vida.
Este gesto es sencillo y profundo en las familias nicaragüenses; pero en sus hogares, desde hace mucho tiempo, se duerme con infinitas preocupaciones y, especialmente, con el deseo de que ya hayamos encontrado alguna solución para esta larga pesadilla que estamos viviendo. De diversas maneras, todos nos identificamos con las siguientes plegarias:
Despiértanos, Señor, de esta larga pesadilla en la que nos tiene sumergida esta nefasta dictadura, disfrazada de falacias, alimentada de injusticias y enferma de poder.
Despiértanos para volver a contemplar la luz de un nuevo amanecer, donde podamos respirar aire de libertad y democracia, ambas secuestradas y torturadas durante tantos años.
Despiértanos, porque nos asfixia la falta de acceso de nuestros niños y jóvenes nicaragüenses a una educación de calidad, debido a las clausuras y confiscaciones de los centros de estudios que les ofrecían esas opciones.
"Despiértanos, Señor, de esta larga pesadilla en la que nos tiene sumergida esta nefasta dictadura, disfrazada de falacias, alimentada de injusticias y enferma de poder": Hna. Vuelo en V #Nicaragua #HermanasEnZonasDeConflicto #GSRenespañol #HermanasCatólicas
Despiértanos, porque les están robando sus sueños y su derecho a elegir, a decidir, a nutrir sus pensamientos y a tener una visión crítica de la realidad, al doblegar su conciencia a base de consignas, eslóganes y creencias sin fundamento.
Despiértanos de este mal sueño que cada vez nos está separando como sociedad, como familia; esta cruda realidad que nos vulnera y nos aísla, colocándonos en un estado de lento declive y reviviendo fantasmas antiguos de más división.
Despiértanos, porque no queremos más guerra de la que hemos vivido. Deseamos volver a reunirnos en nuestras parroquias con confianza, sin el temor de pensar quién podría estar dando información para que se lleven presos a nuestros hermanos y hermanas por manifestar su pensar.
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Despiértanos, Señor, porque queremos ir a nuestros trabajos y servir sin ser manipulados ni forzados a cumplir órdenes desquiciadas y macabras. Queremos volver a hablar y manifestarnos cuando sentimos que algo no está bien o algo no nos parece.
Despiértanos, porque queremos vivir con dignidad y profesar nuestra fe sin temor a represalias ni muertes, porque no es justo heredar más dolor a nuestras futuras generaciones.
Despiértanos para que, juntos, podamos seguir soñando con la Nicaragua que anhelamos, donde cada exiliado y desterrado pueda volver a su tierra, los presos y presas políticos puedan regresar con sus familias, y todos podamos sanar heridas y reconstruirnos como nación.
Despiértanos para seguir clamando por justicia y para que los crímenes de lesa humanidad no queden impunes, porque deseamos vivir una paz verdadera, fruto de la justicia, la verdad y el respeto a la vida.
Despiértanos para celebrar como Iglesia la Pascua, para celebrar que este exilio, persecución y encarcelamiento haya llegado a su fin.
Despiértanos, Señor, para verte pasar y continuar peregrinando como pueblo, proclamando tu verdad en libertad.
¡Despiértanos, Señor, y sálvanos!