La celebración de la profesión religiosa de las jóvenes de Timor Oriental fue presidida por el obispo de Leiria-Fátima José Ornelas, y contó con la presencia de varios miembros del clero, vecinos y amigos de la comunidad de clausura. (Foto: cortesía Monasterio de Santa Clara de Monte Real)
El 11 de agosto, fiesta litúrgica de santa Clara de Asís, once jóvenes timorenses hicieron su primera profesión religiosa en el Monasterio de Santa Clara, en Monte Real, Portugal.
En un testimonio publicado en julio en la página web de la diócesis de Leiria-Fátima, las once jóvenes hablaron de su vocación.
"Doy gracias a Dios por mi vocación de intercesora por todos los hombres, especialmente por los que no creen, no adoran, no esperan y no le aman", dijo sor Ana Bela, oriunda del municipio timorense de Manatuto.
Sor Florinda, otra joven del municipio de Ermera, manifestó: "Los votos religiosos son una forma de responder con toda mi vida a la inquietud que Dios ha puesto en mi corazón. Busco la voluntad de Dios. A pesar de mi fragilidad, él confía en mí".
En declaraciones a Global Sisters Report en español, la abadesa del monasterio sor Maria Clara expresó: "Puede parecer extraño que estas once jóvenes hagan el camino al mismo tiempo y en Portugal, pero es solo porque nos pareció más práctico para su formación reunirlas en grupos".
"Optamos por traer a las chicas a Portugal porque sería más fácil para ellas vivir en una comunidad estable, con más hermanas y más recursos humanos, ya que en Timor Oriental solo hay cuatro hermanas profesas solemnes, y la formación sería casi imposible", añadió.
Este grupo de jóvenes regresará pronto para reforzar la comunidad de Timor Oriental.
Once jóvenes timorenses hicieron su primera profesión religiosa en Portugal; pronto regresarán a Timor Oriental para fortalecer la comunidad, uniendo así las vocaciones de ambos países en una misión de servicio en favor de los vulnerables
"Optamos por traer a las chicas a Portugal porque sería más fácil para ellas vivir en una comunidad estable, ya que en Timor Oriental solo hay cuatro hermanas profesas solemnes": sor Maria Clara, abadesa del Monasterio de Santa Clara
Portugal y Timor Oriental son países unidos por lazos históricos, de amistad y diálogo. Timor Oriental fue territorio portugués hasta 1975. Después siguió el periodo de ocupación de Indonesia. El 30 de agosto de 1999, la población de Timor votó en referéndum a favor de la independencia. Como resultado de esta votación, el territorio quedó bajo la administración transitoria de las Naciones Unidas. El 20 de mayo de 2002, la independencia de Timor Oriental fue formalmente proclamada y reconocida en presencia de los jefes de Estado de Portugal e Indonesia.
Con la independencia, el vínculo entre Portugal y Timor Oriental se reforzó en diversos contextos. En el ámbito de la fe, varias congregaciones y comunidades religiosas católicas portuguesas fueron invitadas a abrir casas de misión en Timor Oriental.
Una de ellas fue la Comunidad Monte Real, convidada por diversos sectores de la Iglesia de Timor Oriental en 2011 para fundar una comunidad de vida contemplativa; en 2016, el Monasterio de Santa Clara de Tunubibi acabó por establecerse.
"Cuando se inauguró el monasterio en Timor Oriental, llevamos a cabo iniciativas de promoción vocacional en parroquias y escuelas, distribuyendo folletos y celebrando reuniones. Hubo muy buena acogida y varias jóvenes hicieron una experiencia en el monasterio, acabaron discerniendo y siguen con nosotras. Otras vinieron porque se lo dijo un sacerdote, un catequista, un amigo", explicó la hermana Maria Clara.
"El monasterio de Santa Clara de Tunubibi se está convirtiendo cada vez más en un lugar de acogida, espiritualidad, intercambio y aprendizaje. Gracias a Dios, ya se está desarrollando allí una pequeña comunidad con una vida regular", dijo.
Los retos interculturales se afrontan y se superan. "No tememos nuestra diversidad, sino que valoramos las diferencias y todo lo que nos hace únicos en personalidad, diversidad de dones y aspectos culturales que enriquecen el carisma y la fraternidad", comentó la abadesa.
Pero, por supuesto, hubo un choque inicial, tanto con la llegada de las jóvenes timorenses a Portugal como con las hermanas portuguesas en Timor Oriental. "La propia música litúrgica es diferente, la cocina... El clima también es complicado. En Portugal tenemos cuatro estaciones, con un invierno a veces muy frío, un frío desconocido para las jóvenes de Timor; en Timor solo hay dos estaciones, la seca y la lluviosa", explicó la monja.
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Otro testimonio publicado en la página web de la diócesis de Leiria-Fátima es el de la joven sor Etelvina, de Maubisse: "Desde que tengo uso de razón, siempre quise ser religiosa. (...) Cuando llegué al monasterio me costó entender el ritmo de oración y de trabajo, especialmente la adoración. Pero Dios me fue mostrando la belleza de nuestro modo de vida sencillo, donde todo es de todos y no hay diferencias entre nosotros. Lo compartimos todo en una verdadera fraternidad donde el amor supera las dificultades".
A inicios de 2024, sor María Clara viajó a Timor Oriental y un nuevo proyecto comenzó a tomar forma, de ahí también la importancia del regreso de las nuevas monjas. "Me di cuenta de que había muchos niños en la calle, todos los días, sin familia ni apoyo estructural, tan cerca de nosotros... Nos preguntábamos qué podíamos hacer por ellos, aparte de la oración y el apoyo ocasional, que nunca se niega a quien llama a la puerta", relató.
En respuesta, las Clarisas de Timor Oriental pusieron en marcha un proyecto social para niños. Funciona en contenedores de viviendas, donde vivía la comunidad mientras se construía el monasterio. "Más adelante, veremos qué otras condiciones podemos ofrecer", añadió la hermana María Clara.
"Las familias han acogido muy bien el proyecto. Tenemos un protocolo de apoyo gubernamental y el compromiso de recibir a niños de tres pueblos de la diócesis de Maliana: Tunubibi, Secar y Manu Aman", indicó.
Las Clarisas proporcionan comida y transporte a los niños y se encargan de apoyar su aprendizaje en la escuela. "En una reciente visita, el primer ministro de Timor Oriental Kay Rala Xanana Gusmão nos animó a apoyar el aprendizaje del portugués [que junto con el tetum es la lengua oficial del país], la adquisición de valores morales y la formación para una ciudadanía responsable", subrayó María Clara.
"Tanto en Monte Real como en Tunubibi, lo que buscamos es el rostro de Dios y el cumplimiento de su soberana voluntad, según el carisma y la Regla de la Orden de Santa Clara", apuntó la abadesa.
"Los votos religiosos son una forma de responder con toda mi vida a la inquietud que Dios ha puesto en mi corazón": sor Florinda, joven timorense que hizo su primera profesión en el Monasterio de Santa Clara de Monte Real
"Doy gracias a Dios por mi vocación de intercesora por todos los hombres, especialmente por los que no creen, no adoran, no esperan y no le aman": sor Ana Bela, joven oriunda del municipio timorense de Manatuto
"Cuando llegué al monasterio me costó entender el ritmo de oración y de trabajo, especialmente la adoración. Pero Dios me fue mostrando la belleza de nuestro modo de vida sencillo": sor Etelvina, joven proveniente de de Maubisse