Un desafío del proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral para Religiosas en México —que surgió gracias a la iniciativa de la Fundación Hilton— será el fortalecimiento de las relaciones entre las congregaciones para afrontar juntas el envejecimiento de las hermanas y las consecuencias de salud que acarrea. (Foto: cortesía proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral para Religiosas en México)
El envejecimiento no es un tema del cual se hable abiertamente en las congregaciones religiosas, a pesar de que la edad promedio de la vida consagrada en México es de 62 años y una cuarta parte de las congregaciones tiene miembros mayores de 50, según datos del proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral de las Religiosas en México.
Las religiosas mexicanas están envejeciendo y, con ello, los retos como equipamiento geriátrico, atención psicológica y personal especializado son cada vez más demandantes.
En entrevista para Global Sisters Report, la hermana Brenda Teresita Hernández Valdés (religiosa de las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe), sor Soraida Moreno Sahagón (de las Hijas de María Auxiliadora, en misión pastoral desde hace 24 años) y Katia Marlizeth Luna Salinas (directora ejecutiva del proyecto) cuentan cómo nació esta inquietud por la salud de las religiosas mayores.
El equipo promotor, en el que participan dos hermanas, aspira a promover una cultura del envejecimiento saludable y busca tejer redes intercongregacionales para crear un centro de salud en donde atender a religiosas mayores enfermas.
"La vida consagrada, aun en etapas mayores, sigue siendo luz y sigue siendo esperanza", afirma sor Soraida Moreno en la sede del proyecto, en las instalaciones de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM), ubicada en la alcaldía Benito Juárez, Ciudad de México.
Datos obtenidos de sus investigaciones indican que no existe una política de prevención de enfermedades: el 92 % de las religiosas acuden al doctor cuando ya presentan síntomas de alguna enfermedad, y 5 de cada 10 congregaciones utiliza entre un 25 % y un 60 % de su presupuesto anual en atenciones médicas.
El espacio físico donde trabaja un equipo multidisciplinario —integrado por un historiador, dos sociólogos, una licenciada en Teología y religiosas de distintas congregaciones— inició actividades en enero de 2023; al igual que su página web, creada a partir de investigaciones en las que se plantearon dos preguntas esenciales: ¿por qué y de qué enferman las religiosas en México?
El proyecto surgió gracias a la iniciativa de la Fundación Hilton. Hernández cuenta que la fundación recibía muchas peticiones de apoyo desde México con un tema común: el envejecimiento y las consecuencias de salud que acarrea.
El equipo del proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral para Religiosas en México: Hna. Brenda Teresita Hernández Valdés, religiosa de las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe (a la izquierda); sor Soraida Moreno Sahagón, hija de María Auxiliadora y en misión pastoral desde hace 24 años (a la derecha); y Katia Marlizeth Luna Salinas, directora ejecutiva. (Foto: cortesía Oficina de Desarrollo y Salud Integral para Religiosas en México)
Con el apoyo de CARA (Center for Applied Research in the Apostolate) —y apoyados por Hilton— comenzaron a indagar en las necesidades de las religiosas mexicanas. Así, el sacerdote jesuita Thomas P. Gaunt (director de CARA) se puso en contacto con el presbítero y sociólogo mexicano Luis Fernando Falcó Pliego, coordinador del proyecto.
El equipo actual tuvo su germen en un grupo inicial formado por la hermana Hernández, el historiador Carlos Leyva y el presbítero Falcó Pliego. En 2023 el proyecto tenía en activo a siete personas.
La creación de la página web permite tener contacto directo con las religiosas, explica Luna Salinas. A partir de la intervención de CARA y de la Fundación Hilton, el equipo desarrolló las siguientes investigaciones relacionadas con la salud de las religiosas mexicanas: Mapping de la vida consagrada femenina en México, Las necesidades de las religiosas ancianas y enfermas, Las enfermedades de las religiosas en México, e Ingresos y salidas, aspirantes, postulantes y novicias 2023.
Dichos estudios arrojan datos reveladores, pero no representan el total de las religiosas mexicanas, tal como lo indica Moreno. Los datos están en constante cambio, puntualiza.
La investigación, en la que participaron 220 congregaciones femeninas —de un total de 295 registros que posee CIRM—, se elaboró con las respuestas útiles de 161 institutos.
La hipótesis —entre más pequeño sea el instituto, los recursos para atender un envejecimiento saludable son menores— quedó comprobada, como puede consultarse en la exposición de resúmenes de resultados disponible en la página web del proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral de las Religiosas en México, que en 2024 aspira a convertirse en una asociación civil.
"La vida consagrada, aun en etapas mayores, sigue siendo luz y sigue siendo esperanza": Hna. Soraida Moreno, integrante del proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral para Religiosas en México
Igualmente, los datos obtenidos indican que en 20 años el decrecimiento de las vocaciones podría disminuir hasta en un 17 %, lo que supone desafíos relacionados indirectamente con el envejecimiento, pues habrá menos hermanas jóvenes disponibles para asumir los ministerios que las hermanas mayores dejarán debido a su edad avanzada o enfermedades.
Sin embargo, las palabras de Moreno revelan una firmeza inspiradora y optimista. "Somos pocas, [de allí] la importancia de fortalecernos para dar respuesta; no a un hacer, sino en el sentido de ser aquello que estamos llamadas a transmitir", sentencia. "No necesitamos la masa para asegurar la permanencia del carisma. En esta etapa no nos interesa ser ochenta, noventa o cien; podemos ser cuatro o cinco, pero conscientes de la herencia carismática que hemos recibido", agrega.
Con todo, los números son significativos: el promedio de las religiosas en México es de 62 años y solamente una de cada diez son menores de 35, lo cual plantea retos que el proyecto de la oficina afronta con distintas iniciativas.
Nuestra salud, nuestra misión
A través de proyectos diversos, la Oficina de Desarrollo y Salud Integral de las Religiosas en México pretende atender una situación para la cual no se cuenta con personal, formación, asesoría, material especializado o enfermeras ni apoyos de instituciones eclesiales o sociales. El problema es mayor en congregaciones con menos de 100 miembros.
"La vida consagrada está desprotegida [sin acceso al sistema de salud pública, al ser asalariadas]": Hna. Brenda Teresita Hernández, integrante del proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral para Religiosas en México
La situación en el país indica que para 2050 el número de personas mayores superará al de las jóvenes. Hoy en día, los mexicanos que cumplen 60 años tienen una esperanza de 22 años más de vida.
Sin embargo, de estos 22 años, los últimos cinco serán acompañados de algún tipo de discapacidad o debilitamiento en las funciones vitales, de acuerdo con Hechos y desafíos para un envejecimiento saludable en México, publicación del Instituto Nacional de Geriatría.
La hermana Hernández cuenta que algunas religiosas tienen acceso a la salud pública, pero un grupo mayor no cuenta con él, porque no son asalariadas.
"Mucha de la vida consagrada está desprotegida", sentencia.
Para afrontar esta situación, el proyecto de la oficina ha desarrollado diversas actividades paliativas tanto a nivel material como de capacitación técnica, humana y psicológica.
Luna Salinas habla sobre la iniciativa de pequeñas ayudas, que es un apoyo de 80 mil pesos [4700 dólares, aproximadamente] otorgados a las congregaciones que, a través de una postulación y análisis, lo utilizan para cubrir necesidades de atención médica, algunas cirugías y equipamiento (camas de hospital, silla de ruedas, bastón, andaderas y prótesis).
El proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral para Religiosas en México capacitó a 430 personas, entre ellas 40 laicas, en el cuidado de hermanas mayores enfermas. (Foto: cortesía proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral para Religiosas en México)
Sin embargo, estas ayudas no son suficientes. "Muchas [casas] no cuentan con el espacio adecuado o habilitado para el cuidado de las hermanas mayores que requieren de atención especializada o que no pueden valerse por sí mismas", cuenta Salinas a GSR.
El reporte general de las enfermedades de las religiosas en México 2023 indica que en las congregaciones con menos de 100 hermanas las enfermedades más frecuentes son las cardiovasculares, de movilidad, gastrointestinales, relacionadas con la diabetes y respiratorias.
Por otro lado, en las congregaciones con más de 100 hermanas las cuestiones de movilidad son las de mayor visibilidad, seguidas por las cardiovasculares, gastrointestinales y problemas de la vista. Todos los datos varían de acuerdo con la edad de las religiosas.
En el caso de las cirugías, las oculares y oncológicas ocupan los primeros sitios.
Para afrontar situaciones como estas, otra de las iniciativas del proyecto de la oficina fue un curso para cuidadoras de hermanas mayores enfermas, en el que participaron 430 personas —entre ellas 40 laicas—, quienes en 16 sesiones fueron capacitadas por médicos especialistas en temas de salud relacionados con el adulto mayor.
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"Muchas [casas] no cuentan con el espacio (…) para el cuidado de las hermanas mayores que requieren de atención especializada": Katia Luna Salinas, directora proyecto Oficina de Desarrollo y Salud Integral para Religiosas en México
El equipo de la Oficina de Desarrollo y Salud Integral de las Religiosas en México tiene previsto la creación de un proyecto adicional de mayor aliento: un centro de salud intercongregacional.
"Sería una casa de cuidados para hermanas mayores enfermas. No pensamos en una construcción [propia], pero sí queremos que alguna congregación pueda ofrecer algún espacio para construir esa casa y equiparla. Está pensada para cuidar a madres cuyas atenciones son más grandes y la congregación no lo puede absorber del todo", explica Luna Salinas.
Además de la infraestructura, el proyecto contempla —para fortalecer su lado inmaterial— la realización permanente de talleres de consciencia corporal y movimiento y de cuidados psicológicos básicos.
Por su parte, sor Soraida Moreno considera que es necesario afianzar una cultura del envejecimiento no solo en las religiosas mayores, sino también en las más jóvenes. Al respecto, Luna Salinas añade: "La vejez no se improvisa, se prepara".
En cuanto al futuro inmediato, la hermana Hernández vislumbra para 2024 proyectos necesarios para afrontar, de forma más organizada, las realidades reveladas en las investigaciones. "[A futuro] veo una relación intercongregacional y estratégica, porque así extendemos nuestros carismas", indica.
"El lema de nuestra oficina es: 'Nuestra salud, nuestra misión. Sin salud no puedes ir a la misión'. Para 2024 queremos seguir tejiendo redes y generando esperanza", puntualiza la hermana Moreno.